MI SELECCIÓN DE NOTICIAS
Noticias personalizadas, de acuerdo a sus temas de interés
El lugar es una cápsula gastronómica para 15 personas que ofrece 11 pasos de comida durante tres horas, al tiempo en el que se vive una experiencia inmersiva de realidad aumentada
Como si estuviera en el año 2050, así se siente vivir la experiencia de comer en Frenessí, una cápsula gastronómica de realidad virtual ubicada en el norte de la capital del país.
Quizás la palabra que mejor describe la experiencia en este particular lugar es: “indecifrable”, ya que nunca se sabe cuál será el siguiente plato a degustar y la vivencia alrededor de ella, tanto, que el restaurante ni si quiera cuenta con una entrada propia o un letrero que de aviso de que ahí queda Frenessí, sino que, por el contrario, se trata de un lugar casi que clandestino al interior de uno de los complejos gastronómicos del Grupo Seratta.
Son tres horas en las cuales 15 comensales se sumergen dentro de una cápsula gastronómica para degustar en 11 pasos varios platos locales e internacionales bajo una serie de shows sensoriales con realidad virtual. Es decir, si va, usted estará presenciando lo que serían los restaurantes del futuro, aquellos que fusionarán la comida con la tecnología, pues aquí, lo que usted probará, es comida molecular.
“Somos un lugar diferente al resto de restaurantes, aquí queremos hacer sentir a las personas que están vivas despertando todos sus sentidos, incluido el quinto sabor, el umami. Ofrecemos un show gastronómico en el que al mismo tiempo las personas comparten y disfrutando un momento visual y sonoro. Acá los que asistan deben venir dispuestos a probar de todo”, dijo Ramiro Rodríguez, maestro de ceremonia de Frenessí.
En sí, quienes se animan a ir terminan probando diferentes platos exóticos con sus respectivas bebidas, de los cuales dos son de dulce, que serían los postres del final, y de resto “comida de sal”. Por ejemplo, hay comida y shows culturales provenientes del Amazonas o hasta de China. La experiencia es además muy personalizada, pues cuando se llega la mesa, que es una especie de pantalla digital, se encuentra el nombre de cada persona que asiste.
Pueden venir solos, en pareja, familia o en grupo. Y si le parece que estar tres horas en un solo lugar es mucho tiempo, lo cierto es que aquí saben cómo sorprenderlo y mantenerlo muy despierto.
Es un postre con salsa de frutos rojos y amarillos; crumble de cacao y romero; bizcochuelo de croissant de pistacho; zanahoria infusionada en jengibre y mandarina. También naipe de cocoa y nibs de cacao. El conejo es de mousse de vainilla.
Es un crocante de tapioca, variedad de semillas, quinua blanca y negra, ajonjolí, gel de banano criollo y un salteado de scallops, camarón y mantequilla de togarashi. La experiencia del plato se complementa con hielo seco.
Y es un negocio más a sumar a otros tantos que ya atesora como su cadena hotelera MIM en Ibiza, Mallorca o Andorra, entre otros lugares