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El viche es una bebida fermentada a base de caña de azúcar, tradicional del Pacífico colombiano y con beneficios para la salud
Tras la llegada del primer crucero a Buenaventura, se espera que de ahora en adelante sean más los que decidan visitar esta región de Colombia, que destaca por su marcada cultura de la marimba, el baile, y hasta el viche.
Y es que, son estos planes culturales los que se pueden contemplar ahora que la ciudad va a comenzar a recibir más turistas, de hecho, si usted está pensando visitarla, o si sabe de alguien que esté próximo a hacerlo, uno de los planes imperdibles por su contexto y por el aporte social que tiene es visitar el Museo del viche.
Pero, ¿qué es el viche?, se conoce como una bebida autóctona de Buenaventura y, en general, del pacífico colombiano. Es fermentada a base de la destilación de la caña de azúcar, y para conocer el museo que la exalta, si va de visita a la región en crucero, resta dirigirse a la isla de Juanchaco, a 50 minutos de recorrido en lancha desde el puerto.
En el museo, propio de la fundación Funancestral Juanchaco, se encuentran más de 30 tipos de viche divididos en cremas y viches tradicionales. Cada una de estas preparaciones esta hecha con ingredientes tan particulares como Milo, chontaduro o miel.
El ingreso al recorrido no tiene ningún costo, ya que esta es una fundación sin ánimo de lucro que busca sostenerse con ayudas de los gobiernos municipales y departamentales, sin embargo, aún falta un largo camino por recorrer para que estas ayudas realmente den sus frutos.
El museo, poco ostentoso, pero muy acogedor, es dirigido por Marina Mar, presidente de la fundación y creadora del festival Marimba y Mar que se celebra en agosto (coincide con las fechas de avistamiento de las ballenas). Así mismo, el lugar funciona como un espacio para que niños, niñas y adolescentes de la zona se ocupen de oficios varios y aprender a tocar instrumentos autóctonos del pacífico colombiano.
Dicho esto, la visita es acompañada por un grupo representativo de jóvenes que amenizan el ambiente a través de la música tradicional como el currulao y el bunde.
En cuanto a los precios de las preparaciones, una botella personal cuesta entre $20.000 y $25.000, y una botella de medio litro vale entre $40.000 y $45.000; los precios varían si se trata de una crema o de un viche tradicional. Frente a la contribución ambiental que hace el museo, se decidió que en la cata de viches que ofrecen, no brindan las bebidas con copas de plástico o vidrio, sino que la bebida es servida en conchas de mar que recogen en las orillas de la playa de Juanchaco.
Sin duda alguna, lo más particular del viche que se ofrece en el museo son los nombres que ‘doña Marina’ les puso. “Arrechón siete orgasmos”, “Crema tremenda vibración” y “Adrenalina pura” son algunos de ellos. “Todos son nombres de mi inspiración, primero pienso en ellos y luego en la fórmula para que la bebida tenga contundencia”, explicó.
Finalmente, el mensaje que deja la presidente de la fundación es fomentar el turismo y el comercio con educación. “Se necesita educación para los muchachos y apoyo a los cultores. Lo que pido es que se apoye a las personas campesinas, de zonas ribereñas y de los pueblos”.
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