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La era de los viajes espaciales comerciales parecía comenzar, pues en 2001, Dennis Tito se convirtió en el primer turista espacial
Jeff Bezos dio inicio al turismo espacial cuando el año pasado consiguió volar con su cohete a una altitud de 106 kilómetros durante diez minutos. La era de los viajes espaciales comerciales parecía comenzar, aunque en realidad ya lo había hecho en 2001 cuando Dennis Tito se convirtió en el primer turista espacial. Por muy rico que sea este y aunque haya pasado a la historia por inaugurar el sector, lo cierto es que es difícil competir con el impacto mediático de ver a Bezos vestido de astronauta, por eso su imagen se establece como la casilla de salida del turismo espacial. Tanto, que los siguientes viajes que se hicieron no han tenido ni de lejos el mismo impacto. Para los escépticos: sí, se siguen haciendo viajes. El último fue en agosto cuando Blue Origin, la empresa de Bezos, llevó a nuevos turistas al espacio.
Para demostrar que el sector es algo más que una imagen, empresas e instituciones del sector se darán cita la próxima semana en Les Roches Marbella donde se celebra Sutus (Space & Underwater Tourism Universal Summit). Allí estarán Orbital Assembly, que ha diseñado el primer hotel en el espacio; Space VIP, que se dedica a la alfabetización espacial y a inspirar a la siguiente generación de astronautas privados; Axiom Space, cuyo objetivo es crear ciudades en otros planetas, o Space Tourism Society, que busca monetizar las experiencias espaciales con el diseño de vuelos, películas, juegos o mundos virtuales. También, Nancy Vermeulen, entrenadora de astronautas, o Susan Kilrain, comandante astronauta retirada.
Pero, ¿estamos los ciudadanos de a pie preparados (física, mental, psicológica y económicamente) para viajar al espacio? La respuesta a esta pregunta es clave si las empresas quieren masificar este tipo de turismo. "Salvo los estrictamente económicos, los requisitos para viajar al espacio los cumple casi cualquier persona", señala José Mariano López-Urdiales, CEO y fundador de Zero 2 Infinity, que añade: "Todo gran salto en la innovación al principio es caro, pero estamos trabajando para democratizarlo usando tecnologías más eficientes y sin huella de carbono". De la misma opinión es Roman Chiporukha, fundador de Space VIP, que establece una similitud con la aviación comercial. "Igual que los viajes en avión a principios de siglo eran prohibitivos también lo son ahora los viajes espaciales, pero cuando se eduque y se involucre a cada vez más gente habrá una oportunidad", reconoce Chiporukha, que pone un ejemplo para entender esta evolución: "Jared Isaacman y su misión Inspiration 4 combinó filantropía, educación, exploración e investigación y, gracias a la financiación que aportó gente rica, pudo incorporar a tres personas de diferentes ámbitos que no tenían tanto dinero".
Para José María Ortega Hernández, coordinador general de Green Moon Project, un proyecto que está muy cerca de plantar un huerto lunar, lo importante del turismo espacial no es sólo la capacidad que nos dará de viajar a otros planetas sino el efecto que provocará en otras ciencias, que avanzarán mucho gracias a los estudios que ya se están realizando. "El ser humano se acabará convirtiendo en una especie interplanetaria sostenible y el turismo espacial ayudará también a hacer ciencia y a entender cómo podremos protegernos de las duras condiciones que encontramos en el cosmos. El turismo espacial va a servir para acelerar el desarrollo tecnológico no únicamente para el turismo espacial en sí sino para la industria espacial en general; va a ser un gran catalizador industrial y tecnológico para continuar avanzando hacia el futuro desarrollando tecnologías espaciales que nos lleven más allá".
Una de las claves para que esté al alcance de todos es la propiedad del espacio. "El espacio ya no es un juego entre superpotencias. Cualquiera que tenga un mejor servicio podrá competir en un mercado abierto y en fuerte crecimiento", asegura López-Urdiales, que cree que España tiene una posibilidad en este sentido. "Lo tiene todo para ser líder: clima, vistas incomparables y diversas desde el espacio (montañas, bosques, desiertos, un mar de olivos, costas). Además, a España ya viene el tipo de cliente inicial de turismo espacial". En definitiva, muchos ricos. Y es que parece que la barrera económica es la única que está impidiendo que usted y yo viajemos al espacio. Eso si es lo que queremos, que aún está por ver cuántos de nosotros querremos hacerlo.
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