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El deporte nacional, según la ley 613 de 2000, ya es la actividad principal en varios bares de la capital, que ofrecen esto como un ‘plus’ a la rumba
Gabriel García Márquez, León de Greiff y hasta expresidentes han jugado tejo, un deporte que ha practicado casi 90% de la población bogotana según la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte de la Capital.
Hace 500 años fue creado el Turmequé, practicado por los muiscas y las clases altas de la época, que lanzaban el mismo disco que se usa actualmente, con la diferencia de que en ese momento estaba fabricado de oro. Es el único deporte nacional y es patrimonio cultural inmaterial de Colombia, según la ley 613 de septiembre de 2.000.
Hoy, y pese a que se suele asociarse como un pasatiempo popular, nuevas propuestas buscan quitarle los estigmas sin perder lo esencial: la buena compañía y el olor a pólvora quemándose.
Uno de los lugares que hoy en día le ofrece la opción de practicar este deporte en medio de un ambiente de fiesta, es Tejo La Embajada (Av. carrera 24 # 76-20) ubicado en el barrio San Felipe.
Desde la entrada, el olor a pólvora, las risas y la música atraen incluso a los curiosos que van caminando por la carrera 24 y lo más probable es que casi siempre se quedan, pues así la persona no sepa jugar, allí le enseñan.
Daniel Lozano, Sebastián Otero, Andrew Cárdenas, Simón Guía y Juliana Acero son los artífices de esta propuesta. Primero montaron una cervecería artesanal y luego decidieron introducir las canchas de tejo al negocio.
Iniciaron tres meses antes de pandemia, por lo que durante el confinamiento les tocó recurrir a los domicilios para poder salir adelante, gracias a esto tomó fama su popular lechona en cerveza artesanal. Cuando pasó la cuarentena abrieron de nuevo y hoy en día reciben entre 3.000 y 4.000 personas mensualmente.
Su propuesta fue llevar el tejo a aquella población que no lo jugaba y dejar a un lado los estigmas del deporte popular. La Embajada conservó la esencia de las canchas y transformaron la experiencia alrededor con cervezas artesanales, cocteles con y sin alcohol y una amplia gastronomía que incluye su popular lechona, picadas, bowls, sándwiches y hasta opciones veganas.
“Cuando creamos Tejo La Embajada procuramos que fuera un espacio no hostil para ninguna persona, sin importar sexo u orientación sexual. Incluso, hay momentos en los que hay más mujeres que hombres jugando en nuestras canchas, sintiéndose seguras y confiadas. Eso probablemente, no se va a ver en ningún tejo ni tampoco en ningún bar”, dijo Daniel Lozano, copropietario de La Embajada.
En Tejo Turmequé notaron que la práctica de este deporte se iba perdiendo en las nuevas generaciones, incluso llegaron a pensar que si no actuaban, probablemente el tejo se convertiría en “un deporte que solo juegan los viejitos”.
Yendo en contra vía a la estética de una cancha tradicional, nació esta propuesta, un lugar en donde las luces de neón de color pastel, la comida, los cocteles y el ambiente envuelven a sus clientes.
“Queríamos hacer un lugar para la gente que no tiene ni idea de lo que es el tejo, que solo lo ha jugado una que otra vez y que solo quiere disfrutar con sus amigos haciendo algo tan chévere y tan colombiano como el tejo” dijo Sebastián Mejía, cofundador de Tejo Turmequé
Esta apuesta ya tienen dos sedes, una en el Solar y otra Chapinero,en donde podrá encontrar picadas, sándwiches, perros calientes, empanadas, aborrajados, esquites y opciones vegetarianas.
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