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Los vestidos de baño colombianos se convirtieron en un bien de lujo a nivel mundial por sus insumos y las manos que están detrás, pues se destacan por sus colores y diseños
A pesar de que se habla de trajes de baño hace cerca de 2.000 años, solo fue hasta el siglo pasado que se pasó de verlos únicamente en competiciones atléticas a ser un bien que casi todos tienen en su armario y gustan lucir.
Si usted es de los que últimamente ha ido a pasar sus vacaciones a Miami o alguna costa famosa de Estados Unidos, se habrá dado cuenta que ya son varias las marcas colombianas de vestidos de baño que se encuentran en ese país. Y no es un dato menor, pues hoy en día Colombia es considerado potencia en este mercado.
Solo en 2022, según cifras del Dane, el país exportó más de US$25,4 millones en trajes de baño y ropa de playa. Ventas que se consolidaron, en parte, gracias a la presencia de distintas firmas en mercados clave.
Marcas como Onda de Mar, Agua Bendita, Agua by Agua Bendita, Baobab, Johanna Ortiz Beachwear, Touché y Caffé Swimwear hacen parte del portafolio que hoy en día realizan ventas importantes en el exterior. Una pieza -refiriéndose a un vestido de baño completo- puede, fácilmente, costar hasta US$1.500 o US$2.000 a las orillas de las playas más importantes de EE.UU. El país también cuenta con grandes diseñadores de renombre como Andrea Venturoli, Juan de Dios y Maygel Coronel.
¿Pero en qué momento llegaron marcas como Agua Bendita y Johanna Ortiz Beachwear a vender sus trajes de baño en retailers de lujo como Bergdorf Goodman, Saks Fifth Avenue y Neiman Marcus? Según María Paula Ardila, CEO de Puntamar, y Esteban González, CEO de Agua Bendita, esto se debe a que la mayoría de las marcas se están sumergiendo en la cultura y tradiciones colombianas, algo que sus productos sacan a relucir ante el mundo.
A esto se le suman otras características que hacen que las piezas colombianas sean únicas, como lo son los insumos (telas) y los colores que se estampan en los productos.
Agua Bendita y ‘Agua’ by Agua Bendita, dos marcas colombianas con el mismo ADN y una larga trayectoria en la industria, afirman que sus materias primas son, en su gran mayoría, colombianas.
González, quien afirmó que la marca ya está en más de 60 países, agregó que toda la mano de obra en el equipo de producción es 100% Colombiana. “Ahora, gracias a nuestro largo alcance, estamos buscando hacer nuestros productos mucho más asequibles para más personas. Por ello, hicimos una colaboración con Target, en Estados Unidos, para ofrecer nuestras prendas en sus almacenes”, dijo.
Marcas como Johanna Ortiz Beachwear, Baobab y Touché tienen presencia directa o indirecta en más de 25 países entre los que resaltan España, Egipto y Japón. Estos mercados, según Javier Díaz, presidente de Analdex, constituyen un nicho muy bien identificado por las marcas colombianas, al ser sitios cuya moneda es de alto poder adquisitivo.
En el caso de Touché, por ejemplo, su mayor cantidad de tiendas en el país ibérico estarán en Madrid, ya que las colecciones de la marca se ubicarán en los centros El Corte Inglés, localizados en varios barrios de la ciudad.
Los productos de la diseñadora colombiana Johanna Ortiz también se encuentran Farfetch, empresa portuguesa minorista de bienes de lujo. El mercado en África va por cuenta de Baobab, que cuenta con distribuidores aliados en Egipto, Costa de Marfil y Senegal.
Destaca el ‘Jarrón con flores’ que fue pintado en 1956, un año clave en la trayectoria del maestro. La pieza tiene un precio de salida de $250 millones y puede alcanzar hasta $450 millones
El tenis es una industria que mueve cerca de US$7.860 millones al año y que entrega jugosas cifras en premios como la del US Open 2024, que dio al ganador US$75 millones