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El dólar caro, los pasajes de avión de verdad por las nubes y los hoteles imposibles de reservar, son algunos de los obstáculos que encontramos en el camino a la hora de decidir un nuevo destino de viaje. Luego de la pandemia, el mundo volvió a la normalidad y muchos estamos buscando cómo hacer ese viaje soñado gastando lo menos posible. Estas son algunas formas de lograrlo.
Alojamiento 5 estrellas gratis.
Todo el mundo sabe que conseguir una buena cama en un bello lugar a buen precio es fácil usando servicios como Airbnb y Booking, pero hay que pagar. Si la idea es ahorrar lo más que se pueda no podemos ir por el mundo alquilando apartamentos cada tres días, más si la pandemia nos dejó con escasos ahorros.
Las dos principales alternativas son Couchsurfing y House Sitting. La primera es una aplicación gratuita, disponible en cualquier tienda virtual, en la que el usuario se inscribe llenado un formulario con fotos variadas y sus datos personales, motivaciones y destino de viaje para darse a conocer en la comunidad. La App tiene diversas formas de verificar que la información de viajeros y anfitriones es real y que no va uno a alojarse al castillo de los horrores del doctor H.H. Holmes en Chicago.
Couchsurfing se ha convertido en una red social en la que sus usuarios intercambian historias de viaje, comparten su cultura y, no pocas veces, se hacen nuevos amigos. El alojamiento a través de esta aplicación es gratuito y, como su nombre lo indica, la cama puede ser un cómodo sofá en medio de la sala de la casa, o una habitación privada con baño y vista al mar, depende de la suerte.
El House Sitting consiste en cuidar casas de personas que se van de viaje por cualquier motivo y que prefieren dejar a alguien de carne y hueso a cargo de mantener el hogar limpio y seguro mientas el dueño vuelve. Se trata de un pacto de solidaridad basado en la confianza que muchas veces incluye el cuidado de mascotas y trabajos sencillos de jardinería y limpieza de piscinas.
Descansar a pierna suelta y sin pagar un peso en una casa de campo en temporada baja en Tailandia, en un refugio de montaña en invierno en las montañas rocosas canadienses o en un departamento a pocas cuadras de las playas de Río de Janeiro, después del carnaval, es posible usando esta alternativa que cada día gana más adeptos. Para hacerlo hay que registrarse en cualquiera de las varias plataformas disponibles.
La mayoría son gratuitas, como House Carers, y también existen aquellas que ofrecen encontrar el hogar soñado para las vacaciones de lujo, más rápidamente, pagando entre 25 y 129 dólares por la membresía. Sitios como Luxuri House Sitting y Trusted House Sitters gozan de buena reputación entre los viajeros y, al final, la membresía se paga sola con la primera noche de alojamiento que se obtenga a través de estas páginas web. Lo que sigue es sentarse a esperar la estancia que se adecue a sus planes de viaje.
Workaway (hacer pequeños trabajos a cambio de alojamiento y comida) y el siempre bien visto voluntariado en granjas eco-sostenibles, también ocupan un lugar importante a la hora de alojarse por el mundo sin gastar, pero esa es otra historia.
Vuelos a mitad de precio.
Los viejos trucos de viajar en temporada baja, reservar pasajes con meses de anticipación, pagar con millas de viajero frecuente y ser flexible con las fechas de viaje siguen funcionando, pero en el mundo hiperconectado en el que vivimos existen varias herramientas adicionales que nos permiten encontrar vuelos baratos, incluso a mitad de precio.
Una de ellas es el skiplagging que consiste en comprar un pasaje en el que la escala es en realidad el destino final. Esta es una práctica controvertida, pero hasta ahora legal, en la que se compra un vuelo de la ciudad A a la ciudad C con escala en la ciudad B para quedarse en B, perdiendo la conexión final hasta C. De esta forma el ahorro es considerable gracias a que los sofisticados algoritmos tarifarios usados por las aerolíneas hacen que ir en un vuelo directo de A a B sea más caro que comprar el viaje de A a C con escala en B.
La página skiplagged.com ofrece el servicio de encontrar tarifas aéreas baratas mediante esta técnica de saltarse vuelos. En 2015 United Airlines demandó al creador de la página, pero un juez de Chicago desestimó el alegato de la aerolínea.
Un caso que alcanzó relevancia mundial fue el de un pasajero alemán que compró un vuelo de Oslo a Seattle con escala en Frankfurt y se quedó en la ciudad alemana perdiendo, a propósito, la conexión al destino final. Por loco que parezca así salía más barato el vuelo que comprándolo directo de Oslo a Frankfurt.
La aerolínea Lufthansa lo demandó y quiso exigirle una multa de más de 2000 euros por presuntamente haber violado los términos de uso del pasaje, sin embargo, un tribunal judicial de Berlín no pensó lo mismo y desestimó el caso exonerando al pasajero de cualquier multa o castigo adicional.
¿Y si no es en avión?
Quien quiere recorrer el mundo viajando encuentra alternativas para lograrlo. Basta darse una vuelta por Internet y escribir “viajar barato” en el buscador de Google, para que aparezcan más de 55 millones de resultados entre fotos, videos, blogs, notas de prensa y páginas especializadas con los 1000 y un trucos que todo viajero consumado debe conocer.
Uno de los métodos que estaba en boga antes de la pandemia, y que está volviendo con más fuerza con el retorno a la normalidad, es el carpooling que consiste en compartir el carro con viajeros desconocidos para recorrer paises enteros. Esta modalidad le permite al dueño del auto viajar sin incurrir en gastos y a los pasajeros acceder a precios por debajo de los del mercado de transporte terrestre, mientras se socializa con gente nueva durante los trayectos.
En Facebook se pueden encontrar docenas de grupos dedicados a juntar personas con destinos de viaje similares, pero también existen aplicaciones especializadas en este tipo de viajes en casi todo el mundo como Rollin en Colombia y Blablacar en Europa, Rusia, India, México y Brasil. La inscripción en estas apps es gratuita.
No se trata de un trabajo, como en Uber o Cabify, con esta alternativa los conductores no reciben un pago por transportar a la gente sino que se dividen los gastos variables del viaje entre todos, como los peajes y el consumo de gasolina. Se trata de una forma eficiente y amigable con el medio ambiente de usar el vehículo en trayectos largos.
En todas partes hay hackers de viajes que viven su aventura en bicicleta, moto, carros viejos y nuevos y hasta en patineta eléctrica. Los hay que duermen en céntricos hostels de 10 dólares la noche, en carpas a campo abierto o en hamacas colgadas en palmeras a la orilla del océano, siempre pensado en formas diversas de viajar barato por el mundo.
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