En la reciente reunión del G20 en Moscú, el tema de una posible guerra de divisas no tuvo una gran trascendencia en las discusiones y se evitó hablar mucho sobre el tema. Pero en general se estableció que la tasa de cambio entre monedas la defina el “mercado”.
La cuestión es que los bancos centrales de Japón, Estados Unidos, la Unión Europea e Inglaterra, entre otros, tienen las máquinas de producir billetes a todo vapor. La intención de las enormes expansiones monetarias es incentivar sus respectivas economías y calmar a los mercados financieros, pero tiene un efecto colateral y es la devaluación de sus monedas frente a algunos de sus socios comerciales.
Las expansiones monetarias en gran parte están destinadas a compra de bonos de deuda, que a su vez se esterilizan con nuevas emisiones de bonos de deuda, cosa que han hecho en Japón, Inglaterra, Estados Unidos e independientemente cada uno de los países de la Unión Europea. Es un círculo vicioso complicado de romper.
La Reserva Federal de los Estados Unidos, a la cabeza de Ben Bernanke, ha incentivado a la economía con los denominados QE (Quantitative Easing I, II y III). Este es uno de los motivos por los cuales la tasa de cambio en Colombia (TRM) se ha mantenido revaluada en los últimos años.
La respuesta del Banco de la República para tratar de contrarrestar la revaluación fue la compra el año pasado de cerca de US$ 3.800 millones de dólares, lo que significa aumentos de las reservas internacionales en el mismo monto.
Parte de estas expansiones monetarias se han esterilizado con pasivos no monetarios, como la emisión de bonos de deuda o TES. El motivo de las esterilizaciones es evitar un posible aumento de la inflación debido a las expansiones monetarias, porque como dice Friedman: “la inflación es un fenómeno puramente monetario”
La pregunta es: ¿Ha funcionado la intervención del Banco de la República en el mercado cambiario?
No es fácil responder a esta pregunta, pero lo que se puede decir es que si el BR no hubiera intervenido la TRM podría estar mucho más revaluada, lo que sería aun más complicado para los exportadores.
Sin embargo, hay que decir que la TRM la define el mercado en las negociaciones diarias de la Bolsa de Valores de Colombia.
Se especula que el boom exportador del sector minero-energético ha generado lo que en economía se conoce como Enfermedad Holandesa. Entonces, la gran entrada de dólares vía exportaciones de recursos primarios hace que el dólar valga menos frente al peso. Pero mirando los datos de la balanza comercial, entre enero y noviembre de 2012, resulta que el superávit comercial no justifica la enfermedad holandesa. Las exportaciones fueron US$ 54.690 millones de dólares y las importaciones US$ 51.496, lo que significa que por concepto de balanza comercial hubo un superávit de US$ 3.194 millones de dólares.
Resulta entonces que en siete días de negociaciones del dólar, en la Bolsa de Valores de Colombia se cubre el superávit en la balanza comercial de 2012, más el total de dólares comprado por el Banco de la República en 2012. Cada día se negocian en la BVC entre US$ 900 y US$ 1.200 millones de dólares.
Entonces la respuesta al problema de la revaluación hay que buscarla en las enormes expansiones monetarias gringas, y en la compra y venta diaria de dólares en la BVC.
Una cuestión curiosa es que diariamente en la BVC se hacen, entre otras negociaciones, muchas de montos no muy grandes, de US$ 250.000 y US$ 500.000. En promedio 450 negociaciones de la primera cantidad y 150 de la segunda. Extraño ¿no?
Mientras la revaluación perjudica las exportaciones del sector manufacturero, que es el que genera valor agregado y empleo, otros sectores se ven favorecidos con la misma. Es el caso del sector financiero que cobra altas tasas de interés en los créditos y como sus transacciones internas son en pesos, pues se ve favorecido con un peso fuerte. Y este sector es el mismo que transa diariamente los dólares a través de la BVC.