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China nos importa porque es la segunda economía del mundo, pero también porque es una referencia ineludible cuando hablamos del futuro del capitalismo. El modelo chino es la “maquina” de creación de riqueza más exitosa de la historia de la humanidad. Basta con decir que en cuatro décadas logró lo que a Estados Unidos le tomó entre un siglo y siglo y medio.
¿Cómo serán los próximos años en China? Esta cuestión trae de cabeza a los expertos en Geopolítica y a los inversionistas. La confirmación de Xi Jinping por un tercer periodo de cinco años lo convierte en el dirigente chino con más tiempo en el cargo desde Mao Tse Tung. Es también el más poderoso en las últimas cinco décadas. La integración de una nueva dirigencia del Partido Comunista Chino compuesta sólo por gente muy cercana a Xi deja claro hasta que punto ha crecido el poder de este hombre de 69 años que lleva las riendas de China desde 2012. Al parecer se ha quedado sin contrapesos y podría permanecer en el centro del poder por varios años, quizá hasta su muerte.
A Estados Unidos le preocupa el poderío creciente de China y lo que interpretan como un nacionalismo cada vez más incómodo protagonizado por Xi Jinping. Es el afán de “reunificar” Taiwán y su protagonismo naval en los mares del Pacífico Sur. Es también su presencia creciente en otras zonas del mundo: Asia, África, América Latina. Su acercamiento a Rusia en el contexto de la invasión a Ucrania es otra señal de distanciamiento de las potencias de Occidente. Una China más asertiva y en ascenso preocupa también a otros países, en primer plano Japón, Corea del Sur y Australia. Ellos han sido aliados de Estados Unidos en el Asia Pacífico desde mediados del siglo pasado. Tienen relaciones económicas muy importantes con China, a través del comercio y las inversiones. Sin embargo, no pueden permanecer indiferentes ante los cambios en el tablero de la geopolítica en esta región.
Un tercer periodo de Xi Jinping representa estabilidad política en China, pero no gustó a los mercados, mejor dicho a los inversionistas. El índice Dragón Dorado que aglutina a las empresas chinas que cotizan en las bolsas de Nueva York ha caído casi 12% en los dos primeros días de esta semana. Ahí están empresas como Alibaba, Tencent y Pinduoduo. Esta caída es la mayor de la historia y refleja el temor de los tenedores de acciones chinas acerca de lo que puede ser la relación entre el gobierno de China y sus grandes empresas en los próximos años.
Los propietarios de estas mega corporaciones crecieron en sus fortunas hasta convertir a China en el segundo país con más multimillonarios en el mundo, sólo después de Estados Unidos. Eso no parecía importar a los dirigentes políticos chinos, sino hasta hace un lustro. El segundo periodo de Xi Jinping marcó un cambio de dirección. Crecieron las medidas regulatorias para las grandes empresas y desde Pekín se emitió un mensaje muy claro: Nada ni nadie está por encima del Partido Comunista ni de las autoridades del Gobierno chino. Jack Ma, el multimillonario chino más conocido en occidente, propietario de Alibaba, ha pasado de ser una figura muy visible a una presencia espectral. Su suerte cambió después de que se atrevió a hacer críticas muy fuertes a los reguladores financieros chinos. Su proyecto de lanzar en Bolsa a Ant, el brazo financiero de Alibaba se detuvo. Era demasiado grande para ser tolerado por Pekín.
Los próximos pasos de Xi Jinping serán observados con mucha atención en todo el mundo. Tiene el reto de relanzar la economía china que lleva tres años muy complicados. Más aún, deja a los expertos con la tarea de observar y registrar un Cambio de Época que está ocurriendo en tiempo real ¿Cómo será el nuevo equilibrio entre Estado y empresas en China y qué implicaciones tendrá para el debate sobre el futuro del capitalismo? ¿Cuáles serán los siguientes pasos de China en su ruta de ascenso a la cima de la economía mundial? ¿Cómo reaccionará Estados Unidos? ¿Qué implicaciones tendrá esto para México?