Se ha vuelto tan habitual que prácticamente no es noticia: un puñado de países asiáticos vuelven a estar al tope de otro ranking de calidad educativa. Esta vez son los rankings de matemática y ciencia de cuarto y octavo grado. Singapur, Corea, Hong Kong, Taipei y Japón, todos superaron en ambas categorías al resto de los países participantes del más reciente estudio Tendencias en el Estudio Internacional de las Ciencias y Matemáticas (Timss por sus siglas en inglés), publicados en diciembre pasado, y que volvió a mostrar lo que todos ya sabemos. Sin embargo, dejó en evidencia otras tantas cosas que no tenemos tan presentes.
Desde 1995 y cada cuatro años, el informe Timss ha venido conduciendo evaluaciones de matemática y ciencia a alumnos de cuarto y octavo grado. En 2011, unos 74 sistemas educativos participaron, incluidos países, estados y entidades subnacionales, como Hong Kong o Dubai. Esta vez, Timss unió fuerzas con el Informe Internacional de Progreso en Alfabetización Lectora (en inglés, Pirls), que también se aplica cada cinco años y provee información sobre logros de lectura en cuarto grado.
Ambas pruebas son llevadas a cabo por la International Association for Evaluation of Educational Achievement, una coalición de agencias gubernamentales y centros de investigación vinculados con la educación, y trabajan sobre una muestra de más de 600.000 estudiantes alrededor de todo el mundo.
Solo dos países latinoamericanos, Chile y Honduras participaron de las pruebas: Chile ocupó las posiciones 37º en Matemática, y 34º en Ciencias; mientras Honduras quedó penúltima en ambos rankings. Fue la primera experiencia para Honduras, que no ha participado en ninguna otra evaluación internacional desde 1997, y la tercera para Chile, que participa regularmente en las pruebas Pisa de la Ocde y suele aventajar a sus vecinos de la región. Aunque ambos estuvieron lejos del puntaje internacional medio de la prueba, las autoridades educativas hondureñas resaltaron la importancia de participar en estas iniciativas al permitir medir la calidad del sistema educativo así como realizar ajustes a futuro. Una reflexión que el resto de América Latina debería escuchar con atención.
La prueba Timss no contempla el desempeño integral del sistema educativo de un país, pero sí señala algunas relaciones significativas. Por ejemplo, el informe explica que “más países se muestran relativamente fuertes en el conocimiento de matemática que en razonamiento aplicado”. De hecho, destrezas cognitivas como el razonamiento -las llamadas “habilidades del siglo XXI”- son claves para el progreso en la vida profesional pero a menudo se dejan afuera de las evaluaciones internacionales dada la complejidad de su medición.
Otro punto interesante, cada vez más aceptado tanto entre académicos como en prácticos, es que “las actividades literarias durante los años preescolares pueden tener efectos beneficiosos sobre la adquisición posterior de competencias numéricas”. La evidencia continúa acumulándose acerca de que el desarrollo infantil temprano es crucial para el desarrollo de habilidades cognitivas, y es por tanto fundamental para el éxito educativo posterior. Además, el desarrollo temprano no solo se refiere a la educación formal sino también a la nutrición, salud, y la estabilidad y apoyo emocional, lo que significa que la pobreza y el conflicto en el hogar pueden ser desastrosos para el desempeño educativo. El reporte muestra, por ejemplo, un vínculo claro entre éxito educativo, apoyo familiar y docentes motivadores.
Timss, como las pruebas Pisa y otras evaluaciones similares, son importantes para comparar la situación educativa de distintos países y regiones al crear puntos de referencia y datos de base. Desafortunadamente, sin embargo, poco dicen aún acerca de lecciones aprendidas o políticas que los gobiernos deberían promover para mejorar sus resultados. Hace unos días los Ministros de Educación del Mercosur sugirieron también incorporar en la interpretación de los resultados las diferentes identidades culturales y procesos educativos de las regiones participantes. Como dice Tom Loveless, senior fellow de Brookings Institution, “este tipo de pruebas son muy buenas para decirnos quién lleva la delantera en la carrera. Pero nos dicen poco acerca de las causas o por qué los países están donde están”. Aunque haya trabajo por hacer aún, participar de las mediciones es un primer paso estratégico y necesario que América Latina no puede dejar de lado.