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A diferencia de otros países en desarrollo donde la evidencia y los pronósticos sobre la inversión extranjera están a la baja, acá se mantiene la tendencia positiva de la entrada de inversión de portafolio y estable la relacionada con la explotación extractiva de recursos naturales, que en ambos casos por sus implicaciones no significan mejoras cualitativas en la clase de inversión requerida para despegar.
Para transformar las anquilosadas estructuras productivas y ponerlas acorde con las fronteras del conocimiento en tantos sectores como sea posible de la forma más conveniente, se necesita en primer lugar reconocer las variables y condiciones requeridas que permitan iniciar la atracción y vinculación de la inversión crítica para tal fin, el capital humano y emprendedor de clase mundial.
Al respecto debemos comenzar por abordar desde lo normativo la tipología más precisa acerca de las diferentes clases de inversión extranjera directa, que permitan reconocer la naturaleza y consecuencias derivada de cada una de ellas, para así con base en esto determinar el posible tratamiento más adecuado para cada una, sobre lo cual hay vacios reconocidos por las mismas autoridades.
Acerca del tema destaco y reitero la importancia de definir en nuestra arquitectura legal debidamente las diferentes clases de inversión extranjera directa, que deberá considerar al menos las siguientes cinco categorías: inversión de portafolio, fusiones y adquisiciones, inversión extractiva, inversión greenfield, y, reinversión de utilidades; cada una de las cuales difiere en origen y esencia de las otras.
Ahora que las inversiones extractivas que además han sido las más representativas comenzarán a disminuir por la baja en la demanda y en los precios de los bienes primarios, lo que también fue pronosticado por el Fondo Monetario Internacional; es necesario prepararnos no solo para revertir la anterior tendencia, sino ante todo para anticipar los mejores caminos al seducir IED de calidad.
Para este propósito será recomendable revisar a profundidad el actual régimen de zonas francas, que reconocen moros y troyanos como inconveniente por la gran cantidad de gabelas que ofrece para legitimar la evasión y la elusión, en especial para poderosos grupos especializados en derivar rentas del Estado hacia sus arcas, lo cual pocos nos atrevemos a denunciar y estamos en mora de realizar.
La entrada en vigencia de la reglamentación mediante la cual se crean Zonas Francas Permanentes Especiales como la decretada para el área metropolitana de Cúcuta, lo que alienta más que la creación de empleo y riqueza, es a reubicar privilegios dentro del territorio nacional, propiciando además el abrir boquetes fiscales y el jugarle sucio a muchas otras regiones que se pueden ver perjudicadas.
Más que reglas de juego asimétricas con efectos adversos, lo que hay que exigir son condiciones justas para las diferentes apuestas productivas, que en lugar de ceñirse principalmente a la cuantía de las inversiones que lo único que beneficia es a quienes tienen tales montos y a operadores ávidos de lucrarse con ésta patraña; deben considerarse los factores claves que afectan las mismas.
Son muchos las variables que hacen un país atractivo como anfitrión de IED, sobre todo la focalizada en crear industrias en nuevos sectores, que llamo greenfield suprema, para lo cual hay que develar todas las aristas relacionadas con el tema, que tienen que ver entre otras con las variables motoras propias del mercado, la tecnología que les subyace, los efectos ambientales, la generación de empleo calificado, y la asociación entre los nacionales con los internacionales dueños de competencias y capacidades.
No se trata ni mucho menos, de convertir a Colombia en el paraíso fiscal de las corporaciones transnacionales poseedoras de las fronteras en la innovación científica y tecnológica en detrimento de las empresas nacionales, sino cómo insertarnos de la mejor manera nuestra economía en la sociedad del conocimiento aprovechando debidamente las ventajas de los líderes mundiales.
Por eso promuevo la creación de Parques Productivos Innovadores, que independiente del sector al que pertenezcan, primario secundario ó terciario, se conviertan en nodos de redes constituyentes y determinantes de las fronteras del conocimiento, que a manera de polo positivo a tierra permitan que nos apropiemos soberanamente de la innovación científica y tecnológica donde tengamos potencial.