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Mientras que mas estudios y reportes demuestran que un sistema educativo de alta calidad es crucial para el progreso en un mercado globalmente competitivo, parece crecer el consenso entre líderes de derecha e izquierda sobre la importancia de evaluar a alumnos y maestros, definir estándares y objetivos educativos comunes, impulsar la educación infantil temprana, promover el uso de nuevas tecnologías, e introducir mecanismos de performance en escuelas, maestros y sistemas de educación. Pero quizá más significativamente aun, el sector privado a lo largo del hemisferio también parece haberse decidido a salir del "banco de suplentes" (en palabras del Gobernador de Louisiana, Bobby Jindal).
Gobernadores como Jindal y Chris Cristie de New Jersey, pero también demócratas como el gobernador Cuomo de New York, y el Intendente de Chicago Rahm Emanuel -sin mencionar que la Administración Obama ha procurado poner su sello a la reforma con iniciativas como Race to the Top, dan ejemplo de este consenso entre líderes de diferentes partidos. El periodista y comentador Juan Williams ha enfocado la atención nacional sobre la política educativa del Alcalde Emanuel, en un documental corto titulado "A Tale of Two Missions" ("La historia de dos misiones"), que contrasta sus esfuerzos reformistas, siendo uno de los principales lideres del partido demócrata, con la oposición del sindicato de docentes de Chicago.
Williams destaca principalmente el rol del sector privado. El apoyo empresario es crítico no sólo por su aporte financiero sino también por su permanencia en el tiempo -los políticos reformistas van y vienen, pero un esfuerzo colaborativo sostenido de la sociedad civil puede proveer una continuidad crucial para obtener resultados en las escuelas. Los ejemplos en Estados Unidos se multiplican: desde CEOs multimillonarios como Eli Broad y Ted Forstmann, responsables de la Board Foundation y el Children`s Scholarship Fund respectivamente, hasta la ex Secretario de Educacion de Washington DC Michelle Rhee, cuya organización Students First se financia mayormente con líderes empresarios.
Este compromiso del sector privado no está limitado a Estados Unidos. País tras país, las compañías latinoamericanas están aunando esfuerzos con ONGs locales para producir mejores resultados educativos.
En Nicaragua, la influyente familia Zamora se asoció a la organización sin fin de lucro One Laptop Per Child para proveer el primer acceso a Internet a miles de alumnos nicaragüenses. La Fundación Zamora Terán es financiada por Lafise Bancentro, propiedad de Roberto Zamora -un grupo de inversión regional valuado en más de US$ 600 millones-, y ya ha entregado un total de 40.000 computadoras personales en Nicaragua.
Y los Zamora son sólo un ejemplo de una tendencia regional.
En Brasil, el emporio O Globo -el mayor conglomerado de medios de Sudamérica- ha descargado todo su peso a favor de iniciativas educativas de alcance nacional. A través de la Fundación Roberto Marinho, a desarrollado programas como Telecurso, que ofrece a los estudiantes una educación primaria completa con acreditación gubernamental a través de una programación televisiva gratuita y materiales de acompañamiento como libros y DVDs. Hoy Telecurso está entrenando a unos 500.000 estudiantes.
Multinacionales como Coca Cola, están trabajando en disminuir la deserción escolar en escuelas en Uruguay, Argentina y Chile; o DHL que está financiando los capítulos de Teach for America en Chile y en Perú. La compañía Estrella en Republica Dominicana y Haití está promoviendo el espíritu emprender entre jóvenes de nivel secundario.
Colombia es otro ejemplo de país con un sector privado particularmente activo. La Fundación Empresarios por la Educación ha movilizado a cerca de 4000 organizaciones, emprendedores junto a empleadores y líderes sindicales para apoyar la "transformación del sistema educativo". En Argentina, Educar 2050, la Fundación Roman, o las iniciativas de la Fundación Noble son otros modelos de involucramiento del sector privado en la educación.
Estos son algunos pocos ejemplos representativos de la ola de involucramiento creciente del sector privado que está redefiniendo los esfuerzos a favor de la reforma educativa en el hemisferio. Su apoyo puede sumar un momentum crucial a la creciente coalición política para la reforma que trascienda el espectro ideológico, y le de permanencia en el tiempo, mas allá de los ciclos electorales.