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La próxima semana debemos prepararnos para el ‘posmundial’, un tiempo en donde todo vuelve a la realidad nacional.
Hasta el tema de la paz pasó a un segundo plano en los tiempos del Mundial de Fútbol y las altas temperaturas de la contienda electoral bajaron a pocas horas de conocerse el nombre del ganador de las elecciones presidenciales. Así es Colombia, un país en donde todo es urgente, pero nada es importante. El buen papel de la Selección de Fútbol en los estadios brasileños y la pasión de unos 60.000 colombianos que fueron al Mundial, han hecho que la agenda informativa esté prácticamente capturada por los asuntos mundialistas, pero ese tiempo pasará y llegarán nuevamente las cosas importantes que se dejaron planteadas durante la contienda electoral. Se hicieron muchas promesas por parte del candidato ganador que se tendrán que plasmar en proyectos de ley para que el país consolide la paz, y el bienestar más la equidad social, pueda generalizarse en todos los rincones de Colombia.
El Presidente en ejercicio, que es el mismo mandatario electo para el periodo 2014-2018, tendrá que convertir las promesas en realidades políticas para que sean debatidas en un Congreso de la República que promete más debates, más estudio y menos corrupción. Santos y sus ministros anotarían un gol si radican el próximo 20 de julio en la instalación del Congreso, el proyecto de ley que elimina de una vez por todas la reelección presidencial y amplía de cuatro a cinco años la administración en la Casa de Nariño. Esa acción política es más importante que cualquier otra y se debe rodear al Presidente para que se retome el ‘articulito’ que fue arreglado por su antecesor.
Otra promesa que debe ser plasmada ese mismo día es la reforma a la justicia para que le ponga coto a los defectos que hoy tiene nuestro sistema y que ha sido el anhelo de todos los colombianos desde que se erigió la Constitución del 91. Dicha reforma es urgente y debe ser prioritaria, para que el marco de la paz no se vea afectado por leguleyadas. Y obviamente el tema del posconflicto es el asunto más serio a debatir y hay que comenzar por resolver la cuestión de cómo se va a financiar, lo que conlleva o desemboca en la inminente reforma tributaria estructural que sea un verdadero nuevo marco tributaria que piense más en el beneficio económico de todos los ciudadanos.
También existen otras reformas que no dan espera como es la de la salud, la de las pensiones y una ley que le dé más dientes institucionales al desarrollo agropecuario. Pero todas estas pueden esperar al final del año para radicarse. Lo más importante por ahora es lograr antes de diciembre un ceso al fuego definitivo y una estructura legal para que la paz empiece a consolidarse en el presente, para que los colombianos del mañana puedan seguir construyendo una sociedad en paz.
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