A despolitizar las cámaras de comercio

La afiliación a una entidad, club, comunidad, gremio, sindicato o sistema es un concepto milenario que ha venido evolucionando en el tiempo, pero que, en definitiva, mantiene el mismo propósito: entablar una relación de dos partes donde el afiliado, que puede ser una persona o empresa, recibe beneficios, y la contraparte, recibe una comisión por esa gestión.

Si bien este esquema de asociación, que opera desde el sector de la salud hasta las cooperativas de empleados, funciona bajo un protocolo de libre albedrío, llama la atención los hechos registrados en las últimas horas pues dejan una sombra de “politiquería” en el manejo y las relaciones con la fuerza productiva.

La carta del presidente de la Cámara de Comercio de Bogotá, Ovidio Claros, que envió el pasado 13 de diciembre a Confecámaras para manifestar su decisión de desafiliarse del gremio, es el detonante de esta reflexión.

En Colombia existen 57 cámaras de comercio y todas están afiliadas a Confecámaras, una entidad privada, sin ánimo de lucro, que “coordina y brinda asistencia en el desarrollo de sus funciones a las cámaras de comercio colombianas, entre otras, las funciones públicas delegadas por el Estado”.

Una de sus funciones más importantes es que reúne la información empresarial del país a través de la administración del Registro Mercantil, un trámite creado cuando el Gobierno Nacional expidió la Ley 28 de 1931, que definió como obligatoria la inscripción de los comerciantes, los industriales y los representantes de las sociedades al registro general, clave para tener una base informativa de las empresas que mueven al país.

Las cifras más recientes que se tienen de Confecámaras revelan que el año pasado la renovación mercantil creció 2,5% y de las más de 2,1 millones de empresas que lo hicieron, 69% corresponde a personas naturales y 31% a personas jurídicas. Las mayores renovaciones por sector se registraron en el comercio al por mayor y por menor (928.629); alojamiento y servicios de comida (257.642); e industria manufacturera (206.929).

Con el anuncio del retiro de la Cámara de Comercio de Bogotá, no solo está en juego la consolidación de la red cameral, sino que se vislumbra un alto riesgo de politización de entidades que solo deben velar por el bienestar empresarial, la profesionalización del capital humano, la eficiencia productiva y la maximización de oportunidades comerciales dentro y fuera del país, sin importar a qué tolda política pertenecen los dueños de las empresas.

Los líderes de las cámaras de comercio no pueden dirigir una entidad que agremia a millones de empresas bajo el sesgo del partido o del Presidente de la República que esté de turno. Su responsabilidad está íntimamente relacionada con el networking y cómo tender el mayor número de puentes para que crezca el sector productivo. Ojalá esta sea la premisa en la reunión con los 57 presidentes de las cámaras de comercio del país citada para febrero de 2024.

La mayor parte de las compañías que el año pasado renovaron su matrícula mercantil, fueron microempresas. Que nueve de cada 10 empresas (93,2%) sean de este sector es un llamado a que las cámaras de comercio no deben estar para pelear un puesto o el liderazgo de un gremio, están para darles la mano a esos hombres y mujeres que día a día hacen empresa.