Atravesamos por la era de la información, que si se quiere plantear como revolución industrial, caminamos en las postrimerías de la cuarta revolución, la de internet de las cosas. El mundo está conectado en sus más mínimas situaciones cotidianas, como comprar, vender o cubrir todas las necesidades básicas, pero en donde más se ha “entrelazado” la sociedad es en la comunicación más básica.
Las redes sociales han logrado que las interfaces de comunicación -celulares, computadores, televisores, tabletas, relojes y audífonos-, sean un accesorio indispensable para sobrevivir una época demandante en la bidireccionalidad de los mensajes. Pero para ser eficiente en la era de la información, los países tienen que jugársela con una buena infraestructura, plataformas competitivas de antenas, energía e interfaces, de tal manera que los trabajadores, los estudiantes, y todos los actores sociales, no estén a la penúltima moda de un mundo que gracias a las tecnologías de las comunicaciones ha dado un salto gigante, al punto que la humanidad se ha desarrollado más en los últimos 50 años que durante casi toda la historia de 1950 hacia atrás.
Nuevamente Colombia, tal como planteaba Álvaro Gómez Hurtado, efectivamente se está quedando a la “penúltima moda”, (insistir en ese comentario); las llamadas se caen, el internet es lento, mientras los celulares y los computadores, suben de precio poniéndose inalcanzables, por un peso devaluado, deficientes importaciones y un poder adquisitivo muy pequeño; una sumatoria de cosas que alejan a los más jóvenes de las herramientas de competencia moderna, que otros similares, en países más desarrollados tienen más a la mano. Por ahora, solo veamos la calidad de las llamadas vía celular.
Los colombianos se acostumbraron a un servicio pésimo de las tres compañías de celulares. El comentario de “se cayó la llamada”, es habitual, incluso hay zonas llamadas triángulos de las Bermudas desde donde es muy difícil comunicarse. El Ministerio de Tecnologías, o MinTIC, es una cartera de cuentos tecnológicos que no ha logrado hacer que Claro, Movistar, Tigo y Wom, presten un buen servicio en todo el territorio nacional.
Si las llamadas son de mala calidad y la cobertura de internet es deficiente o intermitente, es imposible que los funcionarios sigan hablando de inteligencia artificial o los gremios empresariales de cuarta o quinta revolución industrial. Los gobiernos son felices comprando computadores y tabletas para niños en la Colombia profunda, pero no se dan cuenta que no tienen buen internet, que la energía es cara o inexistente.
Lo importante para los funcionarios elegidos o nombrados siempre será entregar licitaciones sin medir el impacto, pues no existe un verdadero salto digital en el país por mala calidad en las llamadas y en el internet. A los ojos de la Organización para la Cooperación para el Desarrollo Económico, Ocde, los países con la mejor conexión a redes de internet en el mundo, (que les permite un mayor índice de desarrollo humano y mejores niveles de educación y estilo de vida), son los que cuentan con la mejor conectividad en sus territorios: Corea del Sur 99,9%, Noruega 99% e Islandia 98,4%.
En Latinoamérica, los tres países que destacan en listado son Brasil, con una conectividad de 81,5%, Costa Rica que tiene una conexión de internet en 81,3% de todo el país y México con 66,4%. Colombia, tiene los peores números de la Ocde, con 60,5%. Triste.