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El TLCan será una nueva zona libre de comercio en la que viven 450 millones de personas y que mueve más de un billón de dólares cada año
De la política comercial internacional de Donald Trump solo salían malas noticias, hasta ahora. Ayer, Estados Unidos y México llegaron a un nuevo acuerdo que estará vigente por los próximos 16 años y que remplazará al viejo Nafta nacido en 1994 y que se había quedado obsoleto. El presidente de Estados Unidos anunció que “es un gran día para el comercio. Un gran día para nuestro país (...) Es un acuerdo increíble para ambas partes (...) Ahora solo hay que cambiar el nombre de Nafta porque tiene “connotaciones muy negativas”, en adelante será “Acuerdo de Comercio de EE.UU. y México”.
El tema central de las discusiones entre México y Estados Unidos fueron las nuevas reglas para la industria automotriz; en adelante el acuerdo permite que 75% del contenido de los automóviles sea fabricado en los dos países, casi 10 puntos por encima del 62,5% actual, lo que permitirá que haya una ficha técnica con los contenidos específicos en Estados Unidos y México. También se exigirá que entre 40% y 45% de contenido de los vehículos sea hecho por trabajadores que ganen al menos US$16 por hora, con el fin de favorecer la mano de obra estadounidense que fue la espina dorsal de la negociación.
Trump sacó sus mejores dotes de negociador y contra el tiempo logró que el gobierno mexicano avalara las peticiones estadounidenses. Todo debía hacerse antes del 1 de septiembre, fecha fijada para sentar los acuerdos que deberán ser ratificados por el congreso de ambos países en un lapso de 90 días. El otro contratiempo era que Enrique Peña Nieto debe entregar el poder a Andrés Manuel López Obrador el 1 de diciembre próximo, y que dadas las posturas ideológicas del mandatario entrante, las negociaciones podrían enredarse y dejar frenada la industria automotriz de ambos países del norte. Se espera que en las dos semanas siguientes a este acuerdo se sume Canadá, país con el que no hay mayores preocupaciones a la hora de avanzar en el nuevo acuerdo comercial que remplazará el viejo Nafta.
A pesar de los muchos nubarrones que se habían asentado en las relaciones binacionales entre México y Estados Unidos desde que llegó Trump al poder, el asunto comercial avanzó más rápido de lo normal. No hay que olvidar que el acuerdo vigente entre México, Estados Unidos y Canadá, desde 1994, está bajo revisión por los gobiernos desde agosto de 2017, cuando fue atacado por el Presidente de Estados Unidos, buscando que México -en particular- flexibilizara lo acordado hace más de dos décadas cuando la situación de desarrollo de ese país no era la mejor. Gracias a este Nafta, México logró desarrollar un sector estratégico como fue el automotor, incluso hoy es representativo en la industria aeronáutica mundial.
El Nafta, ahora Nuevo Acuerdo, es una zona libre de comercio en la que viven 450 millones de personas y que mueve más de un billón de dólares al año. Dicho tratado aumentará el contenido en vehículos producidos en América del Norte, y los vehículos ensamblados en plantas existentes que no cumplan con esto pagarán aranceles de 2,5%, generando una nueva competencia a las factorías que se radicaron en México con el fin de exportar hacia sus socios del norte. Es un gran avance que mantendrá las condiciones de exportaciones de vehículos para los mercados de la región.
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