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EDITORIAL

Al tablero el modelo exportador

jueves, 12 de junio de 2014
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Con TLC en marcha y con un dólar difícil de sincronizar con las exportaciones, el comercio exterior debe ser prioritario.

 

Las cifras sobre exportaciones dadas a conocer por el Dane al cierre del primer cuatrimestre deben generar un alerta que el Gobierno y los entendidos en la materia no pueden ignorar o pasar por alto. Las ventas al exterior decrecieron en el período 6,8% al pasar de US$19.084 millones en 2013 a US$17.791 millones en 2014, con caídas en combustibles e industrias extractivas (-3,7%), manufacturas (-12,5%), otros (-48,1%) y un ligero aumento en el sector agropecuario (3,4%). Estados Unidos fue el destino al que más se redujeron las exportaciones, 41,4% en abril y 31,5% en el período.

La evaluación de lo que está pasando con nuestras exportaciones tiene varios elementos que merecen destacarse y más en el caso del gran mercado estadounidense, que es el principal destino de los productos, con casi una tercera parte del total, mercado en el que se tienen grandes expectativas luego de la firma del Tratado de Libre Comercio. Este caso se debe analizar sin apasionamientos y con la información completa, pues debe haber consciencia acerca de que los resultados de un tratado de este tipo tienen su impacto más allá de la coyuntura y que en una primera etapa la reacción parece inclinarse hacia las importaciones antes que a la colocación de productos dada la sofisticación de la demanda y de los consumidores. De cualquier forma, el TLC más importante debe ser objeto de un monitoreo y buscar opciones para que los empresarios conozcan las oportunidades que ofrece la contraparte, pero lo que sí no puede ocurrir es que los resultados no sean favorables o que se frustre una oportunidad por no hacer bien la tarea. 

Hay asuntos que merecen reflexión, comenzando por la tendencia a la reprimarización de la oferta, pues las exportaciones tradicionales representan más de las dos terceras partes del total, en tanto que se evidencia un deterioro relativo y un estancamiento de las ventas de productos no tradicionales. Por ejemplo, entre 2011 y 2013 el estancamiento ha sido claro en cuanto a exportaciones menores, en tanto que se dio una caída absoluta en los dos últimos períodos completos. Esto demuestra que lo ocurrido en los primeros meses de 2014 no parece ser resultado de una distorsión coyuntural sino de algo más fuerte.

No es la primera vez que se nota que el modelo de diversificar las exportaciones y de buscar que nuevos renglones entren a la oferta, ideado y diseñado desde hace varias décadas, no ha tenido los resultados esperados por lo que se requiere hacer los ajustes necesarios y las revisiones del caso. Es una tarea prioritaria de cualquiera de las dos posibilidades que pretende manejar los destinos nacionales. Sin duda una de las claves del crecimiento económico está en las exportaciones, además de ser un instrumento determinante en las cuentas del sector externo y en estos términos debe dársele la mayor relevancia.

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