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Los bancos más importantes han decidido bajar las tasas para los créditos hipotecarios, una medida más eficaz que las leyes con beneficiarios únicos como el día sin IVA
Yerran quienes abogan para que la Presidencia de la República sancione la ley que revive los días sin IVA con el objetivo de beneficiar la reactivación económica del país, pues olvidan que el problema raíz es que las familias no tienen dinero o no les alcanza para comprar (antojarse) de la abundante mercadería importada del sudoeste asiático.
Mientras los llamados “días sin IVA” solo reportan exitosas ventas de aparatos tecnológicos importados, que funcionan para hacer cumplir los presupuestos de los promotores, los almacenes de electrodomésticos, los bancos más grandes del país han aceptado el reto propuesto por el Gobierno Nacional y han empezado a bajar las tasas de interés para los créditos de vivienda, es decir, los hipotecarios destinados a la compra de viviendas, una decisión que reactivará la construcción y, con ello, ayudará a que la dinámica económica aumente, pues es la construcción de casas y de gran infraestructura, en particular, lo que revitaliza el empleo y de manera directa a los ingresos de las familias.
Con tasas hipotecarias por debajo de 10% y una inflación al cerrar este 2024 en 5%, se puede esperar un mejor fin de año y un gran comienzo para la vivienda en el próximo. Si a la llamada “guerra de tasas”, en que se han metido los bancos más grandes del país, se suma la ejecución de los presupuestos públicos por parte de los gobiernos nacional, regional y local, lo más probable es que el aroma económico cambie en el mediano plazo; para cuñar esta tendencia de mejoría. La Junta Directiva del Banco de la República no debe ser inferior a esta coyuntura desatada por los bancos privados y debe seguir bajando su tasa de interés para que no solo sea unilateral de la banca comercial, sino una política del Emisor de contribuir a la reactivación desde sus decisiones monetarias, máxime cuando se avecina nueva elección o reelección del gerente general y el obligado cambio de al menos tres de los codirectores.
El bajo costo del dinero debe ser la constante al cierre del año, al mismo tiempo la generación de confianza por parte del Gobierno Nacional. Ahora, los bancos deben avanzar en dinamizar la competencia por los clientes; activar el dinero estancado de las cuentas AFC y llevar la rebaja de las tasas al consumo, pues la tasa de usura, aún está muy alta, en torno a 29%, y también hay que reactivar el uso de las tarjetas de crédito.
Dirán los más tibios en lo económico que todas las acciones, día sin IVA y guerra de tasas, van en beneficio de la reactivación, pero se equivocan, pues las jornadas comerciales sin IVA son una suerte de subsidio millonario a los comerciantes -grandes superficies- en detrimento del alicaído recaudo tributario. En un momento en que la Dian no ha sido tan eficiente con el recaudo, el país económico no se puede dar el lujo de regalarles tal recaudo a unos intereses particulares, mientras que las bajas tasas para hipotecas y las tarjetas de crédito dinamizan la construcción, y con ello el empleo en el largo plazo.
No es lo mismo facilitarles a las familias salir a comprar motos, neveras o televisores, que una casa. No son medidas por medidas, es identificar acciones quirúrgicas en beneficio del país estructural. Al Gobierno Nacional le queda el compromiso de generar mayor confianza inversionista, mayor ilusión entre los consumidores de mejoramiento total, no iniciativas dispersas más dañinas que benéficas. Los bancos van en el camino adecuado.
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