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No se puede aceptar que el país siga sumido en la posición 57 de 63 países en el ranking que mide la competitividad y que no haya una hoja de ruta a largo plazo para mejorar atractivos
El Reporte de Competitividad Mundial del Instituto Internacional para el Desarrollo Gerencial, IMD, muestra que Colombia descendió un puesto y se ubicó en la posición 57 entre 63 países, por debajo de otros de la región como Chile (45), Perú (54) y México (55). En la parte alta de la tabla están Dinamarca, Suiza y Singapur, países líderes en la gestión de sus competencias para lograr la creación de valor a largo plazo. Dice el IMD que la competitividad de una economía no se reduce únicamente al crecimiento del PIB, sino que es una sumatoria de esfuerzos tripartitos, por ejemplo, las empresas se enfrentan a otras dimensiones como la política, social y cultural, una suerte de caldo de cultivo que las hace o no ser competitivas en entornos globalizados que buscan nuevos mercados y oportunidades de desarrollo.
En análisis se enfoca en cuatro categorías: desempeño económico, eficiencia gubernamental, eficacia empresarial e infraestructura, que una vez ponderadas, dan como resultado la calificación obtenida por cada país que reporta a la Universidad de Lausana en Suiza, medición que se viene haciendo desde 1989 y que ha desplazado algunas similares como el desaparecido Doing Business del Banco Mundial y el listado del Foro Económico Mundial, ambos desacreditados por manipulaciones de algunos funcionarios en viejas ediciones.
Durante el último lustro, Colombia se ha ubicado entre la posición 52 y la 58 del listado. Su mejor año fue 2019, cuando ocupó el puesto 52 puesto y el peor resultado lo obtuvo en 2018, cuando fue la nación número 58 en el ranking. En el listado general Colombia solo supera a Venezuela, Argentina y Brasil, países que no pertenecen a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, Ocde, que involucra a algunas de las 40 economías más dinámicas del mundo y en donde se comparten buenas prácticas enfocadas a disminuir la precariedad de las naciones.
En el pilar fundamental que mejor le va al país es en el desempeño económico, factor en el que ha evolucionado de manera sorprendente: en 2018 ocupaba el puesto 56 y en este último conteo saltó al 45. Eso no es otra cosa, que el Gobierno Nacional ha hecho la tarea y que muy a pesar de las circunstancias internacionales de dinero caro e inflación, Colombia saca la cara por la región. No obstante, en eficiencia de la administración pública hay un retroceso al puesto 59. Ese lugar se explica por las fallas burocráticas y la incapacidad del Gobierno Central de hacer reformas estructurales. En todos los países del mundo hay burocracia (léase eficiencia pública), pero en unos es más eficiente que en otros, y este no es el caso del país.
En lo que tiene que ver con eficiencia empresarial, las cosas no pintan mejor y se ocupa el puesto 60, es decir solo superando a tres países, y es explicable por el llamado caldo de cultivo que no deja progresar a los empresarios. Cosas como las inseguridades jurídicas, tributarias y de orden público. El último factor es la infraestructura, en donde Colombia ha encallado en el puesto 56, y situaciones como los malos puertos, la falta de grandes autopistas, la mala señal de los celulares, la escasa cobertura de internet o la ineficiencia en los aeropuertos y el transporte aéreo pesan en este lugar. El gran problema es que la competitividad a largo plazo no fue un tema dorsal en la actual campaña presidencial.
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