Colombia debe desarrollar el sector maderero

La COP16 debe ser el escenario ideal para pensar en las verdaderas vocaciones de Colombia, a partir de su riqueza hídrica, gran pluviosidad, pisos térmicos, días de sol, y aún subdesarrollo tecnológico en el sector rural.

La guerrilla ha “conseguido” por las armas y ejercicio de la violencia construir toda la cadena agroindustrial de la coca, no solo volviéndola más productiva, sino más global; hoy por hoy, hay más de 253.000 hectáreas según el informe anual del Sistema Integrado de Monitoreo de Cultivos Ilícitos de Naciones Unidas, que revela que, a 2023, la coca creció en 19 departamentos; el producido de esa área sembrada supera las 2.664 toneladas a precios finales incalculables a un consumidor.

El punto va a que la economía colombiana no ha logrado seducir a los cultivadores cambiarse de producto por otros, quizá menos rentables, pero sí con posibilidades en el mercado local e internacional. Algunas variedades de madera pueden ocupar muchas de las hectáreas que hoy se dedican a la hoja de coca y las comunidades reconvertir su papel como guarda-bosques. La idea pareciese sacada del libro de las ingenuidades, pero no es así.

Un reciente informe la FAO de Naciones Unidas, rotulado, “Perspectivas del sector forestal mundial 2050, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, FAO, estima que el consumo global de productos primarios de madera procesada crecería 37% para 2050. “El consumo de productos primarios de madera procesada -madera aserrada, contrachapada, tableros de partículas o fibras y pulpa de madera- alcanzaría un total de 3.100 millones de metros cúbicos equivalentes de madera en rollo -una medida de los troncos utilizados en la fabricación de productos derivados de la madera- para 2050”.

El aumento del consumo será al menos 8% mayor si entra en juego la bioeconomía, que incluyó tener en cuenta dos productos modernos de la madera -la madera en masa y las fibras de celulosa artificiales- que sustituyen a los materiales no renovables. El informe concluye que el aumento del consumo de productos primarios de madera podría alcanzar 23% y el de madera procesada 60% para 2050.

El imperativo que tienen las autoridades es el mismo que tienen con la minería ilegal y es lograr que grandes compañías inviertan de manera sostenible, que le apuesten a sembrar unas 300.000 hectáreas en todos los rincones del país, y el Gobierno Nacional hacer su papel, otorgar los incentivos corporativos para el trabajo mancomunado entre comunidades y empresarios. Solo en Chile, un país de cuentas nacionales similares a Colombia, el sector maderero vale más de US$6.000 millones con tendencia al alza.

A la agricultura le está yendo bien en los últimos trimestres y en crecimiento le aporta al PIB más de 10,2% y las industrias manufacturas aún están en terreno negativo de 1,6%, pero el panorama que puede cambiar; el punto va en que hay un sector muy interesante desatendido en el agro y es el maderero sostenible, hoy en manos de emprendedores artesanales, la ilegalidad y sin renovación de bosques.

La madera siempre será la materia prima por excelencia, un bien de lujo, para cientos de manufacturas y construcciones, pero en Colombia no se le ha dado la altura que tiene, máxime cuando es un país rico en las condiciones para ser un verdadero emporio agroindustrial.