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EDITORIAL

Colombia debe montarse en el ‘Bideneconomics’

viernes, 22 de enero de 2021

El reto de las relaciones con EE.UU. siempre será desnarcotizarlas para que se puedan aprovechar más los beneficios que representa ser aliados de la economía más grande

Editorial

Es prematuro proyectar cómo serán las relaciones entre Colombia y Estados Unidos, lo que sí es cierto es que el reto para Colombia debe ser “desnarcotizar” el diálogo, “desjudicializarlo” para poder consolidar las verdaderas relaciones comerciales a partir de tejer una buena política en función de los intereses binacionales. Sobra decir que Colombia es el primer aliado de Estados Unidos en una región en la que el discurso populista y anti-estadounidenses ha tenido eco en los últimos años. Mientras China se abre paso firme como primer socio comercial en Chile, Brasil, Perú, entre otros países Estado Unidos se esfuma en las inversiones y más aún como destino de muchas exportaciones regionales.

El Gobierno Nacional, que erró al evidenciar su inclinación por el candidato perdedor, debe redireccionar su rumbo y enfilar todas las baterías en montarse en el naciente ‘Bideneconomics’, tarea que no será nada difícil porque el nuevo presidente demócrata jugó un papel determinante en el llamado Plan Colombia, fue activo en la firma del tratado de libre comercio y ha estado en Colombia. Hay insumos para redireccionar las relaciones políticas y económicas con Estados Unidos, pero hay que comenzar ya y no perder tiempo.

Es fundamental el componente de seguridad nacional y regional en las relaciones colombo-estadounidenses, pues sin el ejercicio militar del país del norte la guerra contra el narcoterrorismo estaría perdida, pero hay más temas que los militares y judiciales; nuestros gobernantes no se pueden limitar a hablar con Estados Unidos de extraditados y de asesoría militar, deben hablar más de inversiones, comercio, educación, tecnología, impuestos, migración, eliminar las visas y todos esos puntos que hacen avanzar más las relaciones de desarrollo de los dos países; nuevos vientos soplarán por los próximos cuatro años en la Casa Blanca y nuestros gobernantes lo deben saber interpretar para no perder la fortaleza de las relaciones.

Por ahora, las líneas del ‘Bideneconomics’ que se viene tienen que ver con el empleo, las energías renovables, controlar el covid y expandir el poder adquisitivo de la clase media, pero el explosivo déficit fiscal y el elevado endeudamiento forzarán al gobierno demócrata a poner más impuestos, una acción gubernamental que se puede dar por descontada y es allí en donde la luna de miel con la opinión pública se acabará. Le van a subir los impuestos a las sociedades y a la clase alta, eso está en la agenda, se elevará el impuesto a la tasa máxima de ingresos ordinarios (39,6%) a los contribuyentes con ingresos de más de US$1 millón.

Biden prometió no poner nuevos gravámenes a las personas que ganan menos de US$400.000 al año, pero esa promesa de campaña se puede incumplir, pues las necesidades fiscales lo obligan. De la misma manera, se va a revertir una buena parte de la reforma fiscal de Trump, se abre paso elevar de 21% a 28% el impuesto sobre sociedades, un porcentaje más bajo de 35% que tenía Obama. Con estas alzas fiscales se estima que el Estado “recaudaría US$3,2 billones en un plazo de 10 años”. Los enfoques económicos de Biden huelen a más tributos para los estadounidenses; en lo que tiene que ver con Colombia, el balón está en terreno de juego local y el Gobierno Nacional deberá afinar lo económico con EE.UU. y desnarcotizar las relaciones sin perder la asesoría militar.

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