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El fallo de la Corte nuevamente refrenda su posición de 2012 y deja en vilo una tercera demanda nicaragüense que versa sobre la plataforma extendida que toca soberanía
Unos 280 años antes de Cristo, Europa experimentaba el avance de los romanos sobre las civilizaciones más conocidas, en especial la griega; Pirro, un rey guerrero de Epiro, los enfrentó y salió victorioso en alguna batalla en la que acuñó la frase: “otra victoria como esta y volveré solo a casa”. La alocución quedó escrita en la historia como una “victoria pírrica”, que habla de esos logros que se obtienen a pesar de las grandes pérdidas para el vencedor.
Solo los especialistas en derecho internacional entienden lo que está pasando en el Tribunal de La Haya, en donde Colombia enfrentó tres demandas de Nicaragua, dos de ellas ya resueltas y a la espera de una tercera. La primera, leída en 2012, destapó una serie de ligerezas diplomáticas en términos de relaciones internacionales de Colombia desde los años 60, puso al descubierto que la estrategia jurídica en términos de derecho internacional no era la adecuada y que la presencia del país en aguas del Caribe estaba bien comprometida.
En ese momento hubo una reacción desproporcionada y el país decidió salirse del llamado Pacto de Bogotá en lugar de sentarse a negociar con Nicaragua, pues era el momento para no seguir cediendo soberanía y plataforma marítima. Hasta ese momento, nunca hubo una estrategia jurídica de largo plazo que tuvo que cambiarse; el reciente fallo solo confirmó las derivaciones del primero al decir que Colombia ha incumplido y le garantiza derechos a los raizales. Los políticos de ese momento aplicaron la estrategia de exaltar la soberanía y atacar el tribunal internacional, sin conciencia de que aún hay un tercer veredicto que puede afectar intereses económicos en la plataforma marítima.
Desde los años 60, Colombia tuvo que sentarse a negociar con Nicaragua, país al que se ha subestimado y pordebajeado, sin estudiar ni aprender, pues ha ganado todos los pleitos internacionales, incluso a Estados Unidos, con una estrategia simple: embajador permanente en La Haya y equipo de abogados expertos en derecho internacional de tres décadas trabajando en el mismo tema.
La llamada plataforma extendida está pendiente, solo ahora Colombia le está poniendo interés a un tema como muchos que solo se toman en serio cuando son problema o están en crisis. Ayer el país la sacó barata, en términos del experto, Eric Tremolada: la Corte examinó las reclamaciones nicaragüenses según las cuales Colombia habría violado el derecho internacional (i) por no haber dado aplicación al fallo del 19 de noviembre de 2012; (ii) con las operaciones de la Armada Nacional en el mar Caribe; y (iii) con la expedición del decreto que estableció la Zona Continua Integral en el Archipiélago.
El fallo fue salomónico, pues Colombia contrademandó argumentando que Nicaragua (i) violó los derechos de pesca artesanal de los habitantes del Archipiélago, limitando su acceso y explotación a los bancos de pesca, y (ii) cuando expidió un decreto contrario al derecho internacional relacionando líneas de base a partir de los cuales mide los espacios en el Caribe, adjudicándose, de forma unilateral, áreas en perjuicio de nuestros intereses.
No es tarde para que los presidenciables hablen sobre el tema y siente una posición para zanjar este asunto de una vez por todos, partiendo que todo este litigio es la crónica de un pleito perdido.
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