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El Gobierno regularizará la situación de los migrantes venezolanos, un gesto más allá de lo solidario que se adelanta a un problema futuro y abre una oportunidad a la economía
De los 1.103 municipios que tiene Colombia solo un puñado pueden afirmar que no cuentan con al menos una familia de venezolanos asentada en su comarca ganándose la vida como pueden. La diáspora del vecino país ha penetrado todos los rincones colombianos y cada vez son más quienes se ven caminando por todas las carreteras en la búsqueda por un mejor futuro.
De los más de cinco millones que han sido desplazados por un modelo económico fracasado, en el otrora país más rico de Latinoamérica, poco más de 1,5 millones ha encontrado formas de sobrevivencia en un país sobradamente generoso con lo poco como ha sido Colombia. Lo que ha hecho el presidente, Iván Duque, es un gesto loable con fuerza histórica, hoy admirado por todos los países. Colombia a través de su primer mandatario ha sido superior, generoso y con una visión enorme para la historia que está por escribirse, se adelantó a la solución de un problema regional con una decisión más allá de lo humanitario; el Estatuto de Protección Temporal para los migrantes venezolanos es un gran paso en desanudar la nueva Colombia que no puede negar que muchos vecinos no solo llegaron para quedarse, transformar la sociedad, sino trabajar, producir y sacar su desarrollo y bienestar adelante.
En pocas palabras, Duque transformó un problema en una gran oportunidad económica, pues la migración es eso: una oportunidad de hacer crecer la demanda agregada. El incremento de personas trabajando, con ingresos legales y permanentes, incentiva la demanda y se verá en poco tiempo en el crecimiento económico y la renta per cápita del país. Así ha sucedido en todos los países y en todos los momentos históricos cuando los migrantes transforman los países. No es tarde, es oportuno y en pocos años la Colombia que hoy se escribe empezará a dar frutos.
Es cierto que en un primer momento la decisión de Colombia producirá reducción de salarios reales en el mercado laboral, consecuencia del incremento de la oferta laboral, un efecto corto-placista que se dará sólo en sectores concretos, como la construcción, el comercio, la logística y la hostelería, pero no en toda la economía. Al final, será más de un millón y medio de personas trabajando, compitiendo, transformando con ingresos que se notarán en la demanda agregada. Y es más, el Estatuto de Protección Temporal atraerá gente calificada que obligará a los locales a educarse y calificarse más para competir. Un estudio de la Ocde sobre el tema plantea que se ha incrementado en 70% los emigrantes con estudios superiores en sus países en los últimos 10 años y que esta tendencia mejora las condiciones. Ahora bien, el Gobierno Nacional tiene unos deberes pendientes que es asegurar que en esta formalización se paguen impuestos y se conserve la estructura normativa de los municipios, por ejemplo que las calles no se llenen de vendedores informales que se toman el espacio público sin pagar impuestos, una situación que debe evitarse para adelantarse a un colapso de la medida.
La migración -cualquiera sea la causa- es un hecho elocuente y en crecimiento en un mundo globalizado y Colombia se ha adelantado a la solución de un problema que amenazaba con convertirse en una bomba social. Desde ya se puede calificar esta política pública como una acción digna de un reconocimiento internacional.
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