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La matemática siempre da la razón: el Silicon Valley Bank invirtió en bonos del Tesoro a largo plazo, activos afectados por la subida de los tipos de interés de la Reserva Federal
Hay una cita popular entre economistas y financieros, atribuida a Raghuram Rajan, exgobernador del Banco de la Reserva de la India, en la que afirma que gracias a los permanentes riesgos del sistema financiero global, “no es si habrá una crisis, sino cuándo y dónde será”.
Fue uno de los muchos personajes que se atribuyen haber pronosticado la crisis de 2008 y cuyas palabras vienen a colación, luego de que el Silicon Valley Bank, fundado en 1983 y que ascendió vertiginosamente hasta convertirse en uno de los 20 bancos más grandes de EE.UU., tuviera que ser intervenido por entidades de control y vigilancia por riesgo para el sistema, luego de que se la jugara en sus inversiones en bonos del Tesoro a largo plazo, sin tener en cuenta la subida de los tipos de interés de la Reserva Federal.
El SVB era célebre por enfocarse en emprendedores tecnológicos y otras empresas del sector sin activos suficientes para entregarles grandes sumas de dinero. Una suerte de burbuja que también arrastró al Signature Bank, otra entidad de Nueva York que alcanzó a tener activos de US$110.360 millones y depósitos totales de aproximadamente US$88.590 millones al 31 de diciembre, pero que se desplomaron en menos de 90 días.
Las acciones de Signature cerraron el pasado viernes a US$70 después de una fuerte caída en los últimos meses. El banco estaba centrado en clientes criptográficos y había crecido en depósitos no asegurados, lo que ocasionó que se retiraran tras el colapso de Silicon.
No existe un patrón para determinar cuándo, ni dónde se producen las crisis financieras, pues su ocurrencia depende de factores complejos e interrelacionados que solo saltan a la vista de los mercados una vez se han materializado.
Los grandes “biógrafos de las crisis” ven hechos que bien se pueden observar en este momento, no obstante, las condiciones de la economía son distintas. Los ciclos económicos determinan la ocurrencia de una crisis luego de un período prolongado de crecimiento, justo cuando la economía está en su punto más alto. Hay sobre endeudamiento y amor al riesgo durante vacas gordas, situación insostenible cuando se cambia de ciclo.
Lo que ha ocurrido con SVB y el Signature es más parecido a la consecuencia de una burbuja, pues el precio de los activos de las empresas de tecnología y las criptográficas subieron rápidamente quizá por especulación, sin un aumento en el valor real de ese activo; es decir, muchos emprendedores recogen dinero por una idea que no ha dado sus resultados en el mundo real, que es mucho de lo que puede estar pasando con ese par de bancos.
Esta crisis que toca a la puerta parece ser más finita, ya que la explicación dada es que el alza de tasas para controlar la inflación y fortalecer la moneda desequilibró el esquema de emisiones de bonos que ofrecen desde hace unos meses una tasa de interés más alta, lo que puede hacer que los bonos existentes con tasas de interés más bajas sean menos atractivos para los inversionistas.
El SVB había invertido gran parte de su éxito en bonos del Tesoro del momento y la subida hizo que esos papeles fueran menos interesantes. Cuando las tasas de interés suben, los bonos existentes caen, pues los inversionistas prefieren papeles nuevos con tasas más altas. Los bonos del Tesoro se mueven en la dirección opuesta: si los tipos suben, el precio de los bonos baja. Para anotar, en Colombia el Emisor sube las tasas para atajar la inflación, pero los bancos las bajaron para activar el consumo.
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