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No se desconoce que miles de colombianos han buscado la nacionalidad española amparados en la reparación a los judíos sefardíes, ni el papel de España en la inversión extranjera
Hace cuatro años una ley española le permitió a los descendientes de los sefardíes expulsados de esa península en 1492 obtener su pasaporte sin renunciar a su nacionalidad de origen. A partir de ese momento se desató una verdadera ola de solicitudes en todos los países y los colombianos no fueron la excepción, al punto, que hoy reposan ante la autoridades españolas más de 5.000 expedientes en turno para obtener el pasaporte comunitario bajo esta modalidad. No obstante, lo primero que tienen que demostrar los interesados es que son susceptibles de ser beneficiados. Reparar a los sefardíes era una deuda histórica que tenía el reino español hace siglos y que ha sido pagada con creces a los judíos expulsados de España -en hebreo Sefarad- en 1492, que los obligaba a convertirse al catolicismo o de lo contrario debían abandonar el reino. Muchos de esos judíos perjudicados vinieron a América y desde entonces han tenido algún vínculo emocional, cultural o económico con la Madre Patria.
El hecho se trae a colación porque ante esa noticia de la ola de colombianos -más de 5.000 que se han querido beneficiar de esa ley- entrevistamos en este periódico al embajador de España en Colombia, Pablo Gómez de Olea, quien respondió preguntas sobre el tema y amplió información sobre los colombianos que viven en su país y la importancia de las relaciones de los dos países. La entrevista se desarrolló bajo el titular: “Ola de ‘judíos colombianos’ que quieren ser españoles”, que cobijaba las varias temáticas. En ningún momento el encomillado ‘judíos colombianos’ quiso ofender a la comunidad hebrea en Colombia ni a la misma política española que busca reparar a estos afectados hace siglos.
Sea esta la oportunidad para reconocerle a la comunidad judía la máxima admiración y el valioso aporte que le ha hecho a Colombia desde que existe como país. ‘Judíos colombianos’ con comillas se refiere a esos miles de nacionales que deben demostrar que son efectivamente descendientes de judíos sefardíes y que seguramente han profesado la religión católica desde entonces. Por supuesto, reconocerle a las autoridades españolas el ejemplo de reparación histórica, pues están pagando una deuda que ya casi está olvidada por la historia.
La otra cara de la noticia, ampliamente comentada en redes sociales, es el gran aporte de la empresa española a la economía local desde hace mucho tiempo y el creciente interés por participar en negocios en Colombia, como es la subasta de las energías renovables, la agroindustria, las obras 4G, el metro de Bogotá, entre otros grandes negocios, y reconocer la transferencia de conocimientos. Bien se puede decir que no hay una gran empresa colombiana que no tenga a un ciudadano español entre sus trabajadores; así pues, es normal que vengan españoles a quedarse en Colombia y que muchos colombianos busquen mejores destinos y nuevas oportunidades en la Unión Europea. España e Israel son dos países absolutamente hermanados con Colombia y es determinante mantener en crecimiento las relaciones comerciales y quizá el asunto de la “Ola de ‘judíos colombianos’ que quieren ser españoles” sea un motivo de reflexión sobre el papel histórico de los países y su formación como naciones.
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