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El dilema está entre subir las tasas para atacar la inflación o bajarlas para impulsar la economía que se estanca
El gerente general del Banco de la República, José Darío Uribe, la tiene muy fácil esta mañana cuando realice su acostumbrada junta directiva mensual del Emisor en la que se revisan las tasas de interés de intervención, entre otras cosas, y que tiene unos ingredientes extraordinarios en esta ocasión, como es una inflación alta y una devaluación desbordada, para algunos y necesaria para otros. Es una decisión fácil porque se enfrenta al dilema de subir las tasas para bajarle presión al crecimiento del índice de precios al consumidor, o bajarlas para apoyar a los empresarios que piden tasas más bajas que incentiven sus proyectos productivos. Y así las cosas, la decisión es simple, dejar las tasas en 4,50% e irse por la decisión salomónica.
Desde el mes pasado, la Junta tenía analizada la situación económica que atraviesa el país. Veía caída en las proyecciones de crecimiento y notaba un aumento temporal de la inflación. En ese momento decidió dejar las tasas como están y seguramente este mañana hará lo mismo. El Banco de la República, nuestra entidad monetaria central, es técnicamente muy bueno (ha merecido muchos premios internacionales) y no se deja llevar por las presiones de los economistas, de los políticos y mucho menos de los empresarios; creemos que dejará las tasas en ese 4,50% que es una tasa de intervención equilibrada frente al contexto interno y externo de este primer trimestre.
Está casi descartado un aumento de las tasas que actuaría como imán de muchos dólares que llegarían al país atraídos por las tasas por encima de 4,50% y el peso volvería por su senda de revaluación. No es solo nuestra opinión, Fedesarrollo recomendó hace poco que hay que mantener por un tiempo considerable esta tasa de interés. Ahora bien, el Emisor no debe tampoco despreocuparse por lo que suceda en marzo y abril con la inflación, recordemos que en febrero el Índice de Precios al Consumidor desbordó las proyecciones y llegó a 4,36% anual, el dato más alto durante el último lustro.
Los brotes inflacionarios vienen de los alimentos con fuertes presiones de oferta, como el arroz, la carne y la leche, que son productos que no son afectados por el fenómeno de la devaluación que sí ha golpeado los importados, particularmente las harinas y algunos cereales. Lo mejor que puede hacer el Emisor es enviar un mensaje de estabilidad dejando las tasas tal y como están y evitar las presiones de los diferentes ángulos. Hacía varios años que no se daba una Junta del Emisor en estas condiciones de incertidumbre sobre lo que puede ocurrir. Por ahora pretender dinamizar la economía con tasas más bajas no es una opción y lo mejor es dejar pasar otro mes en las mismas condiciones.
Para desvanecer el reino de la incertidumbre se necesitan acciones concretas, con foco y objetivos precisos, 2025 debe ser un tiempo de hacer, ejecutar, quejarse menos y garantizar resultados