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La iniciativa de Andiarios de respaldar al Universo del zarpazo de Correa es el comienzo de una profunda reflexión.
En las ediciones del pasado jueves de varios periódicos de Colombia se publicó la columna del diario ecuatoriano, El Universo, que la justicia del vecino país consideró que dañaba el buen nombre del presidente Rafael Correa y que generó una millonaria sanción que lesiona gravemente el rumbo de esa empresa informativa. La iniciativa de publicar dicha opinión personal de un periodista en la prensa colombiana fue originada en el gremio que reúne a los impresores de periódicos nacionales y ha generado varias interpretaciones que bien ameritan profundas reflexiones sobre el verdadero papel de los medios de comunicación en la democracia.
El poder de los medios de comunicación en cualquier lugar del mundo radica en la oportunidad de la información y la objetividad de las noticias que se da a la opinión pública. Los diarios, en este caso, sólo son una interfase de esta gestión informativa, pero la naturaleza de transmitir a miles de lectores qué está sucediendo es un espíritu ancestral que es el que pesa, transforma y le duele a los gobernantes populistas que quieren tener a los medios de comunicación como sus voceros oficiales. Es un hecho que al mismo tiempo de que la información se vuelve la herramienta más importante para tomar decisiones económicas y políticas, los gobernantes tratan por todos sus medios de capturar a los comunicadores profesionales y a las mismas empresas informativas.
Y cuando no lo pueden lograr con avisos oficiales o puestos burocráticos recurren a componendas políticas, tramas judiciales, ahogamientos financieros y hasta a la misma violencia. Hoy en la América Latina del siglo XXI, la mayor amenaza a los medios de comunicación y a la misma libertad de prensa no se cierne desde los grupos armados al margen de la ley, como son los terroristas, narcotraficantes y bandas criminales, sino desde muchos líderes políticos que se quieren abrir paso con discursos populistas en los que la información es determinante para su ascenso como nefastos ´pichones´ de dictadores.
El ´efecto Correa´ en el continente americano, más precisamente en Latinoamérica se siente de la mano de muchos presidentes a los que el poder los aturde, les hace perder las proporciones, les genera ideas mesiánicas y terminan emprendiendo acciones contra los periódicos que solo son medios de un servicios público que es la información.
Para desvanecer el reino de la incertidumbre se necesitan acciones concretas, con foco y objetivos precisos, 2025 debe ser un tiempo de hacer, ejecutar, quejarse menos y garantizar resultados