El amanecer económico bajo el manto de Trump

Además de ser el motor de la economía mundial y el país más poderoso del mundo en casi todos los aspectos, Estados Unidos tiene una virtud inigualable: sus presidentes son verdaderos líderes, gústennos o no en América Latina. Por la Casa Blanca durante los siglos XX y XXI, han pasado hombres de la talla de Roosevelt, Kennedy, Reagan, Bush, Obama y ahora Trump, el número 45 en la historia de la potencia americana. Hoy Estados Unidos amaneció con un presidente que dará mucho de qué hablar, es un hombre franco, decidido, exitoso en todo lo que hace y que sabe interpretar qué es lo que quieren sus electores. Es un verdadero outsider de la política global que tiene una agenda económica bien diferente a la que han tenido casi todos sus antecesores de la historia reciente de ese país. Es un todopoderoso hombre de negocios que parece haberse sacado (o traído a valor presente) la política americana de las postrimerías del siglo XIX, época en donde la actividad industrial o bancaria estaba siempre vinculada a los negocios que forjaban velozmente el motor de la economía global.

Carnegie, Ford, Morgan, Rockefeller, Vanderbilt, entre otros, son nombres de empresarios que amasaron sus fortunas y tiraron el carro del desarrollo de occidente,  manteniendo lazos con la política, justo lo que ahora hará Trump con una hoja de ruta que ha evidenciado con claridad.

El nuevo amanecer de la economía estadounidense promete 25 millones de empleos formales para los americanos; incentivos fiscales para las grandes industrias que se establezcan en el territorio de la Unión; control histórico a las olas migratorias por seguridad nacional; cierres fronterizos para no estimular la mano de obra barata y recuperación del liderazgo en términos políticos. Todo un discurso económico complejo en medio de la globalización que ellos mismos promovieron y un derrotero político sin precedentes que cambiará el tono del diálogo entre países que se daba hasta el momento.

Es un hecho que las políticas anunciadas contra el comercio exterior y la inmigración centran las preocupaciones de los inversionistas y que llevarlas a cabo será muy difícil. Sí preocupa qué va a pasar con acuerdos comerciales como el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, Nafta, y el Acuerdo Transatlántico para el Comercio y la Inversión, TTIP, un par de plataformas que garantizaban precios bajos y acceso a enormes mercados. Es la primera vez en la historia que un Presidente de Estados Unidos emprende un discurso contra China y México, países aliados en lo económico a los que quiere castigar con aranceles que promedian 40%, como si ellos fueran los que impusieran los TLC. La subida de tipos de interés en diciembre pasado también señalan el camino de la normalización en los tipos de cambio, recordemos que la Reserva Federal apoyó tasas bajas para sacar a flote la economía luego de la crisis de 2008. Será un nuevo amanecer lleno de más incertidumbre que seguridades.