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Es usual que destaquemos a las empresas centenarias en el sector productivo, pero olvidamos que en el sector público también hay entidades de 100 años que han dejado su legado
Los billetes que lleva en este momento en su bolsillo, el crédito que solicitó para comprar vivienda, la transferencia digital que hizo este fin de semana a un familiar, el pago del domicilio que hizo por la app.
Todas estas cosas las puede hacer gracias a dos instituciones que no reciben la mayor atención de los ciudadanos, pero que en el fondo son los artífices de que el dinero pueda moverse libremente, fácil, con respaldo y de manera más segura.
Esto último, es el gran legado que dejan dos instituciones centenarias: el Banco de la República y la Superintendencia Financiera, que hace un siglo fue creada bajo el nombre de la Superintendencia Bancaria de Colombia.
Esto es lo más básico, por no contar el otro grueso de funciones que dejan verdaderas instituciones como el Banco de la República: preserva la estabilidad de los precios (reducir la inflación), regula el crédito interbancario, emite monedas y billetes, administra las reservas internacionales, administra los Títulos de Deuda Pública de la Nación, entre otros.
Y qué decir de la Superfinanciera: supervisar el sistema financiero colombiano, desarrollar el mercado de valores, proteger a los inversionistas y ahorradores, definir los techos del interés del dinero que nos prestan las entidades bancarias, vigilar las nuevas operaciones transaccionales que surgen a cada rato, entre otros.
Hemos estado acostumbrados a enaltecer y a inmortalizar únicamente a las empresas privadas que cumplen 100 de operación; y con eso, en cierto modo hemos dado la espalda a las sociedades que tienen vida y también una trayectoria a destacar en el sector público. Se vienen a nuestra mente marcas como Disney, Warner Bros, Hasbro, Nielsen y Fuji, que este año también son centenarias y resultan icónicas por sus servicios o productos y porque todos hemos tenido contacto con ellas.
¿Quién no se ha emocionado con una película de Disney? ¿Quién no ha reído con una serie de Warner? ¿Cuántos millones de niños han tenido un juguete Hasbro? ¿Cuántos hemos usado un producto Fuji y quién no ha oído escuchar las referencias de datos que ofrece Nielsen? Todos tenemos por costumbre decir “las empresas centenarias”, pero poco hablamos de “entidades centenarias”.
Lo que hizo ‘Money Doctor’, tal como le llamaban al economista Edwin Walter Kemmerer, hace 100 años con la llamada Misión Kemmerer, lo que dio vida no solo al Banco de la República y a la Superfinanciera, sino también a la Contraloría General de la República, es más que un legado, es la forma más tangible que tienen los colombianos de expresar confianza y seguridad. Es por eso que ante los abruptos cambios políticos y económicos del país, sale a relucir la tan mencionada “institucionalidad”, como lo más preciado que podamos tener.
Esto, en parte, explica por qué en las encuestas es usual preguntarle a las personas sobre la favorabilidad de las instituciones. En el más reciente estudio de Invamer Gallup, se observa, por ejemplo, un incremento de la favorabilidad de la Junta Directiva del Banco de la República, que pasó de 27% en febrero de este año a 39% en junio. Esto no solo se queda en un informe nacional.
Colombia fue admitida en el bloque de la Ocde en 2020 y una de las recomendaciones fue consolidar su nivel de institucionalidad, una meta que es obligatoria alcanzar al ver el legado que dejan el Emisor, la Contraloría y la Superfinanciera.
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