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El gran reto en este momento histórico es creer en que la paz puede ser duradera y que tiene que ver con el cambio de cultura nacional.
Con este tweet el Presidente de la República dio a conocer un hecho sin precedentes en la historia reciente de Colombia: “haré escala en La Habana para reunión clave con negociadores con el fin de acelerar el fin del conflicto. La paz está cerca”. El anuncio se convierte en un paso político trascendental en el largo proceso de los diálogos por la paz que se viene realizando desde hace más de tres años en Cuba.
Los negociadores del Gobierno y las Farc llegaron a un acuerdo sobre justicia transicional, considerado el punto más complejo del proceso en el que se establecen los delitos, la penas y la eventual reclusión en cárceles de los guerrilleros combatientes y de las redes de apoyo del movimiento insurgente. El gran avance consiste en que las partes evacuaron los ataques crónicos sobre la culpabilidad mutua de ser los principales responsables de la violencia armada. Este avance desencadena nuevos hechos políticos que comprometen la llamada justicia transicional que se ha aplicado en varios países en conflicto.
Llama la atención que este avance se logre en medio de la visita del Papa Francisco a la isla de Cuba y a Estados Unidos, dos países que son jugadores trascendentalesen el conflicto colombiano. Nadie duda que ese juego político a tres bandas Iglesia-Cuba-Estados Unidos, repercutirá en el logro de una paz duradera para Colombia, un país que completa seis décadas en guerra internay que ha engendrado varias generaciones de incrédulos con el tema de la paz con la guerrilla más grande y más dañina que son las Farc, pues en varias oportunidades se ha intentado pero no se ha logrado un avance cierto como el que ahorase teje. Y más aún, en los últimos años se destapó en el panorama nacional que hay una fuerza política y un grupo de empresarios que hallan en el conflicto, que desangran al país, su forma de sobrevivencia electoral y económica.
Hasta el momento todo parece indicar que el camino de la paz y de reconciliación nacional se está construyendo en firme con la actuación fundamental de países como Estados Unidos, Noruega, España, Venezuelay Cuba. Pero lo más importante es el trabajo serio que han realizado los negociadores del Gobierno Nacional en La Habana, quienes han recibido de los negociadores de la guerrilla y los políticos colombianos duras arremetidas mediáticas. Son tres años de un trabajo fundamental que debe empezar a recoger los frutos. Estamos seguros de que la paz no se logra en tres o cuatro años de desmonte de una guerra de seis décadas y que el país político y económico debe entender que pacificación es una tarea de todos y de muchos años en los que la inversión social, las oportunidades laborales, la educación y la pluralidad política deben ser las constantes para alcanzar la verdadera paz.
Para desvanecer el reino de la incertidumbre se necesitan acciones concretas, con foco y objetivos precisos, 2025 debe ser un tiempo de hacer, ejecutar, quejarse menos y garantizar resultados