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La política industrial y comercial del Gobierno está en juego y las cifras no están respaldando el modelo actual
Conocidas las cifras del comercio exterior en 2014, es evidente la urgencia de profundizar en el debate acerca del tema, en el que se analicen los resultados del modelo exportador que se ha adoptado, la utilidad de los tratados de libre comercio como mecanismo para impulsar las ventas, la competitividad de la agricultura y la industria y el retorno a la concentración de las exportaciones en sectores de la industria extractiva como el petróleo y la minería.
En 2014 se registró un déficit en la balanza comercial de US$9.000 millones, frente a un superávit de US$2.200 en 2013, lo cual demuestra que el deterioro entre un período y otro llegó a la preocupante cifra de US$11.200 millones. Las exportaciones se contrajeron debido a una disminución de 6,8% en comparación con 2013, al pasar de US$58.800 millones a US$54.700 millones, debido principalmente a la reducción de 8,7% en las ventas externas de combustibles y productos de las industrias extractivas, de 29,7% en el grupo “otros sectores” y de 5,6% en el grupo de la industria manufactureras.
Las importaciones, el otro lado de la ecuación, ascendieron a US$64.028 millones, un aumento de 7,8%, cifra a simple vista poco relevante para el período, pero que esconde una tendencia preocupante: en el lapso 2009-2014, las compras de bienes al exterior crecieron un 100% pues en ese primer año escasamente ascendieron a los US$32.000 millones.
Uno de los asuntos que merece la mayor atención tiene que ver con la evolución de la balanza del sector manufacturero, pues se comprueba que mientras sus exportaciones disminuyen sus compras al exterior crecen de una manera muy significativa. Por ejemplo entre 2013 y 2014, las ventas al exterior de la industria manufacturera cayeron de US$ 9.900 millones a US$9.400 millones, en tanto que sus importaciones pasaron de US$43.600 millones a 46.500 millones. En los dos últimos años, la industria importó US$90.000 millones, mientras sólo realizó exportaciones por US$19.000 millones, lo que resulta en un déficit de más de US$70.000 millones. Lo anterior comprueba la crisis que afronta la industria nacional y su poco aporte al valor agregado.
El financiamiento del abultado déficit comercial de la industria corrió a cargo de las exportaciones de petróleo y minería que ascendieron el año pasado a US$32.500 millones, alrededor de US$2.000 millones por debajo de US$2.103, pero que en 2015 podría agudizarse como consecuencia de la caída en los precios del petróleo y el desánimo que existe en el sector minero. La inquietud que surge es si la industria extractiva podrá seguir con la responsabilidad de generar las divisas para que otros sectores realicen sus importaciones. Muy difícil que esta situación se mantenga en el futuro.
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