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La carrera presidencial para la Casa de Nariño 2018 - 2022 parecía diferente, pero el debate lo vuelve a capturar el conflicto interno
Todos los colombianos de todas las generaciones (baby boomers, generación X, millenials, Z, etc.) que hoy interactúan en la sociedad, están capturados por un solo tema que ha mantenido al país ocupado durante casi seis décadas: la guerra interna donde se mezclan guerrilla, narcotráfico, delincuencia ordinaria y crimen organizado. Nuevamente para la presente campaña electoral por la Casa de Nariño el asunto de la guerrilla -signada por el narcotráfico- se ha tomado la agenda política y las consecuencias empiezan a notarse en todos los debates de los candidatos. No se habla de otra cosa que de las negociaciones con el ELN, de Santrich, de ‘Guacho’, de la situación del Catatumbo, Tumaco y de todos los teatros de la guerra interna que han ido reapareciendo con mucha fuerza en los últimos meses. La Colombia de abril de 2018, se empieza a parecer con mucha fuerza al país que se vivía en la misma fecha de 1998, cuando prácticamente era un Estado fallido.
Los candidatos a la presidencia han ido afinando sus discursos políticos de cara a la primera vuelta el próximo 27 de mayo, marcando sus aparentes diferencias ideológicas de derecha o de izquierda, pero si se analizan sus propuestas a fondo, casi todos coinciden en las mismas cosas que encienden los debates, cayendo en el “sin debate” político y económico. Es como si la orden fuera hagámonos “pasito”, en donde el choque de propuestas diferenciadoras más allá del fin del conflicto no existieran. Por supuesto ninguna de las campañas va a defender los actos de corrupción de sus militantes, es un deber plantear cómo se va a erradicar la corrupción, pero es una obligación ética defender el erario público; en eso no debe haber diferencia, pero sí en temas estructurales que no han brillado por las ideas novedosas o disruptivas como la ciencia, la educación, le economía, las pensiones, la salud, dicho sea de paso, el verdadero desarrollo de un país de 50 millones de habitantes.
Hace cuatro meses se reunieron 31 científicos de diferentes disciplinas para discutir en torno a cuatro temas: ciencia y tecnología, medio ambiente, educación y regalías. De esa reunión salió un documento que no ha sido ni siquiera comentado por los presidenciables. Si hubiese sido una cumbre de narcos, guerrilleros o corruptos, no solo hubiese sido ampliamente comentada, sino que ya habría habido una respuesta firmada por todos los candidatos para salirles al paso. El documento en mención les plantea a los candidatos que debe haber mayor autonomía para el Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología; trabajo conjunto entre el Estado, el sector productivo y la comunidad científica y la petición para la creación de un Consejo Nacional de Ciencia Tecnología e Innovación, para el cual solicitaron autonomía en decisiones como máxima autoridad del sistema y no solo como un órgano asesor. Otra de estas propuestas es la de elevar a Colciencias a ser la Secretaría Técnica de este Consejo, de modo que esta sea la entidad que administre los recursos de los diferentes fondos para la ciencia. Para poder asegurar la autonomía, la estabilidad de las políticas y el carácter técnico de la dirección del sistema propuestos por los científicos, también buscan que los miembros de este Consejo sean nombrados por Presidencia. Pero es tarea de todos que la agenda de esta campaña, a la que todavía le falta mucho debate, no siga capturada por los mismos temas de siempre, justo los que nos tienen en el atraso.
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