El extraño momento de las criptomonedas

En los mentideros históricos se cuenta que Benvenuta Arboleda, esposa del general Tomás Cipriano de Mosquera, el cuatro veces presidente de la Colombia del siglo XIX, decía que “mi marido en la Presidencia será como soltar un mico en un pesebre”, pues era un impetuoso militar caucano hijo de sus tiempos que no dejaba nada a la suerte, sino que acomodaba el mundo a su antojo.

Poco más o menos es lo que experimenta el mundo a solo un mes de que Donald Trump accediera a la Casa Blanca: también es un mico en un pesebre, que amenaza con aranceles a sus principales socios comerciales, Canadá, México y China; al tiempo que formula una larga tregua entre palestinos e israelíes; pone en su sitio al gobierno colombiano con el lío de los deportados y además le pone los puntos sobre las íes a los europeos incapaces de solucionar por sí mismos la guerra entre Ucrania y Rusia.

Sí, es un auténtico mico en un pesebre que no ha dejado nada a la deriva, ni en su puesto; ha logrado hacer que el mundo -por ahora- marche a su antojo o al ritmo de sus ideas. Lo único que no camina a su paso es la cotización de las criptomonedas que en las últimas jornadas del mercado han sido capturadas por una miedosa volatilidad.

Hace un mes, con la llegada de Trump al poder, se pronosticó que le iba a dar el impulso definitivo a la criptomoneda líder, pues pocos días antes había alcanzado sus máximos históricos de US$109.000, precio que ha ido perdiendo altura hasta caer en las últimas jornadas a menos de US$90.000.

El mercado de las criptos no quiere más anuncios y buenas intenciones, quiere hechos reales. Trump prometió convertir a Estados Unidos en la meca de las criptomonedas, alocución que no sirvió de nada porque sus palabras no estuvieron acompañadas de “órdenes ejecutivas” que hicieran eso realidad. El sector está pendiente de las decisiones gubernamentales tendientes a reglamentar esas divisas. Hoy, asuntos como las guerras, la migración y los aranceles han comprometido la agenda y las criptos lo han sentido.

El ethereum está desinflado (US$10.258) por un ‘hackeo’ en ByBit y el bitcoin está a precios mínimos de tres meses (US$88.149), una realidad que no se esperaba, las caídas rondan 10% en las principales criptomonedas, incluso el pequeño país piloto de las transacciones en bitcoin ha aplazado sus políticas en este sentido.

La Asamblea Legislativa de El Salvador reformó la Ley Bitcoin para dejar de reconocerla como moneda digital de curso legal. No se puede olvidar que el pequeño país centroamericano implantó el bitcoin como moneda de curso legal e incluso creó un fideicomiso en el Banco de Desarrollo de El Salvador para garantizar la convertibilidad al dólar, una locura que le ha llevado a perder varios millones de dólares y que, prudentemente, abandonó al ver pasar los días sin que nada cuajara aún con el sistema global de criptomonedas.

Todo puede dar un gran salto cuando el nuevo gobierno estadounidense se decida por el franco desarrollo de la industria y de la tecnología blockchain. Es urgente que Estado Unidos regule los activos digitales para darle camino real a las monedas digitales de los bancos centrales, un episodio en la historia económica que si será un mico en un pesebre, pues nada volverá a ser igual cuando el dólar, el euro y el yuan, tengan sus versiones digitales que pondrán el mundo transnacional de pies a cabeza; mientras tanto, es imposible vaticinar qué va a pasar con las criptos.