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Todo rally presidencial en el exterior debe medirse por su efectividad para atraer inversión extranjera, que de lograrse, daría el empujón que necesita la generación de empleo
Si las cosas siguen como van y la economía se recupera plenamente durante el último trimestre del año, la inversión extrajera directa puede superar US$12.000 millones en 2021, monto que representaría un crecimiento anual de 46,5%. Para 2022 se espera que esos flujos de inversión estén en torno a US$13.000 millones, crecimiento de 15,9% respecto a lo proyectado para 2021, cifras que ni se veían hace varios años.
La pérdida del grado de inversión no debe ser un obstáculo para que los inversores internacionales le apuesten al país, mantengan sus capitales y lleguen otros en distintos sectores. ¿Por qué Colombia es un mercado interesante para hacer inversiones de otros países?.
La primera fortaleza es la ubicación geográfica en el cono norte del continente, el acceso a la costa Pacífica y el mar Caribe a través de varios puertos, pero lo más interesante es el mercado interno; son cerca de 50 millones de habitantes distribuidos en nueve grandes regiones con un crecimiento sostenido en su ingreso per cápita desde hace varios años; de lejos, el tamaño del mercado interno es uno de los mayores atractivos para las empresas de tecnología, alimentos, autopartes y constructoras, entre otras.
Ahora bien, quizá lo que más valoran los inversores son la docena de tratados de libre comercio con los que cuenta Colombia con países de primera línea en el desarrollo. Una de las posibilidades que se ofrecen a las grandes multinacionales es poder producir en cualquiera de las regiones y exportar como propias. Se considera inversión extranjera a la inyección de capital del exterior en el país, incluidas zonas francas, que se han constituido en focos de desarrollo de varias regiones.
Como pocos países en el continente, Colombia ofrece centros urbanos de gran consumo fuera de las tres grandes capitales, pues casi 40 municipios del país tienen más de 100.000 habitantes. ProColombia habla de que en los últimos meses han acompañado la llegada de 112 nuevos proyectos de inversión, cuya puesta en marcha y desarrollo representarán inversiones por US$6.918 millones en el mediano plazo y la generación de más de 90.400 empleos.
Casi todas las inversiones directas son bienvenidas, pero mejor si son en sectores de alto impacto en la erradicación de la pobreza y en aporte al progreso regional, como pueden ser las de agro, infraestructura y agroindustria, que no solo desarrollan polos de tradicional ausencia estatal, sino que generan empleo formal transformador social.
No se puede negar que Colombia es un país muy atractivo para las inversiones de multinacionales minero energéticas y que gran parte del potencial que se observa tiene que ver con recursos naturales primarios oro, cobre, níquel, coltán, incluso carbón y petróleo, realidad inocultable porque el país necesita de esos recursos previa autorización sostenible de los proyectos.
No se pueden satanizar ni rotular las empresas chinas, africanas o turcas, que ven en la explotación de la minería una oportunidad para traer capitales, lo importante es optimizar sus proyectos y que el Gobierno Nacional logre que no solo se vea a Colombia como una mina literal de recursos naturales, sino una sociedad de ingresos crecientes para instalarse y exportar servicios desde las zonas francas o desde grandes ciudades. Hay mucho por hacer en inversión extranjera directa.
Para desvanecer el reino de la incertidumbre se necesitan acciones concretas, con foco y objetivos precisos, 2025 debe ser un tiempo de hacer, ejecutar, quejarse menos y garantizar resultados