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Peligroso que el fenómeno de El niño les dañe las cuentas a las familias que ya percibían una reducción en los precios de los alimentos, la cartera de agricultura tiene la palabra
¡Ojo! Hay que alertar por todos los medios al alcance para que la Junta Directiva del Banco de la República no caiga en el mismo error de hace dos años cuando dijo que la variación de precios era un fenómeno transitorio y tuvo, al muy poco tiempo, que empezar a subir la tasa de interés del Emisor para desinflar el efecto inflacionario que aún mantiene el costo de vida en Colombia como uno de los más altos de la región.
Diciembre y enero han sido relativamente secos, lo mismo se dice de febrero, un vaticinio que puede ser desastroso para el manejo macroeconómico y penoso para los consumidores. Es un hecho que los sectores agropecuario y energético tendrían una afectación de 0,3 puntos porcentuales en el crecimiento anual para 2024. Una realidad que golpearía, en conjunto, más de 0,04 puntos básicos en la producción nacional para el año en curso.
Un estudio de Corficolombiana plantea que “los cultivos más afectados por El Niño, con gran peso en áreas sembradas del país, son arroz, plátano, caña de azúcar, yuca y papa. Dentro de la ganadería, el subproducto más afectado es la oferta de leche (...) Sin embargo, pese a los impactos del evento climático se prevé que el sector agropecuario crecería entre 1% a 2% en 2024 con sesgo alcista”. Además, un poco más preocupantes, “en comparación con lo estimado en junio de 2023, el fenómeno climático durará más tiempo y será más intenso, algo que no se anticipaba inicialmente”.
En el documento, Corficolombiana dice que El Niño genera una presión inflacionaria en el rubro de alimentos, especialmente en el componente de productos perecederos. En un periodo débil-moderado, la inflación de alimentos sería 1,1 puntos más alta, mientras que en intensidad fuerte el efecto sería de 3,9 puntos. Lo más seguro es que documentos de este tipo empezarán a salir luego de lo ocurrido con los inéditos incendios que golpearon los cerros orientales de Bogotá, y que el llamado Niño está tocando a las puertas de la capital.
Y si bien el clima seco ya advierte su impacto en el costo de los alimentos, en el frente energético no deja de ser menos preocupante: según cifras del operador del sistema interconectado nacional, XM, el nivel de los embalses se ubicó en 57%, muy por debajo de promedios históricos para el primer trimestre del año. Los embalses se han reducido 13% durante los primeros días del año, pues en diciembre se ubicaban en 70%.
Los llamados aportes hídricos, es decir, el caudal de los ríos, se ubicaron en 55%, algo que en conjunto significa que se está desembalsando agua aceleradamente, lo que disparará el costo de la energía en la bolsa. No obstante, las empresas generadoras reciben de los usuarios, en el pago de las facturas mensuales, un pago adicional que éstas empresas deben invertir en este tipo de eventos.
Se conoce como cobro por confiabilidad, que no es otra cosa que un seguro para que los precios no se disparen y el sistema no se afecte. En lo que sí no hay un plan B por parte del Gobierno Nacional es en la producción alimentaria, tema sobre el cual hay silencio absoluto por parte del Ministerio de Agricultura, que debe llevar la voz cantante en la producción de alimentos. El Niño y la inflación tienen un hilo conductor que es la oferta y demanda de los alimentos, sobre lo cual no hay mucho avanzado por parte de las autoridades agropecuarias y que podría ser la resurrección de la inflación.
¿Cuánto pesan en el PIB las economías ilegales? ¿Cuánto vale en términos de PIB la violencia crónica? ¿cómo incide la monetización de los cultivos de coca y marihuana en la tasa de cambio?
No hay un viceministro, ni responsables en la dirección de política macroeconómica y la subdirección de programación, roles clave para el engranaje técnico del ministerio
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