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México vuelve a ser sacudido por un terremoto 32 años después de otro que sumió su economía en una de sus peores crisis financieras
Poco a poco la Alianza del Pacífico empieza a despertarse frente a las consecuencias económicas que acarreará el nuevo terremoto ocurrido en México, justo 32 años después de otro sucedido en la misma fecha y que llevó al país a uno de sus peores momentos, no solo en pérdidas humanas, sino destrucción en material y grave situación en sus finanzas. La calificadora Moody’s se pronunció sobre el tema y dijo que “si bien aún es pronto para que autoridades mexicanas puedan estimar los daños del potente sismo que azotó el pasado martes a México, las cuentas públicas pueden verse impactadas dependiendo de los daños y del alivio financiero disponible”. El sismo de magnitud 7,1 afectó a Puebla, Morelos y la capital mexicana, dejando a su paso hasta el momento 225 muertos, decenas de estructuras afectadas y una tremenda incertidumbre sobre las imperativa reconstrucción. Para Moody’s, la actividad económica en esos tres estados, y particularmente en la Ciudad de México, seguirá interrumpida por algún tiempo. En las últimas dos semanas, este ha sido el segundo gran terremoto ocurrido en México, luego de otro el pasado 7 de septiembre que sacudió Chiapas y Oaxaca. Moody’s recuerda en su análisis de la situación, y las perspectivas que traza a corto plazo de la economía mexicana, que “durante el terremoto de 1985, la economía mexicana comenzó a contraerse en el cuarto trimestre de ese año y la recesión se extendió hasta 1986. En menos de un par de semanas, el gobierno central de México debe definir si hace uso del llamado “bono catastrófico” que le facilitaría recursos que se destinarán para hacerle frente a la reconstrucción de la infraestructura perdida. En su análisis, la firma calificadora de riesgo plantea que no está claro que la recesión de 1986 se debió solo a los daños del terremoto ya que el país estaba sufriendo desequilibrios fiscales y de deuda. Los pronósticos de crecimiento para este año están entre 2% y 2,6%, cifra que seguramente se tendrá que revisar luego de medir las consecuencias del movimiento telúrico. Antes de este nefasto S-19, la economía mexicana se mantenía lejos de los coletazos negativos pronosticados luego de las palabras de Trump, con las que no solo amenazó con un muro fronterizo, sino que anunció la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte. El PIB en el primer semestre creció 2,5%, dos décimas más de lo previsto inicialmente.
Antes de este S-19, la previsión de crecimiento se ubicaba entre 1,5% y 1,7%, gracias a la mejora en la demanda externa, como de costumbre asociada al mayor crecimiento económico de su vecino Estados Unidos, que sigue siendo el primer socio comercial mexicano, muy a pesar de las tensiones despertadas luego de la llegada de Trump a la Casa Blanca. Tanto los dos terremotos que han sacudido a México durante las dos últimas semanas, más la dura temporada de huracanes que han golpeado a las islas del Caribe y una buena parte de Estados Unidos, llevan a analizar la preparación que los países deben mantener para protegerse de estas eventualidades de la naturaleza, máxime en un país como Colombia en donde los terremotos no son una extrañeza, ni las lluvias en exceso o las sequías son hechos extraordinarios. Hoy vemos estos hechos en los medios, lejos de nosotros, pero hay que estar preparados ante cualquier adversidad.
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