No es fácil el panorama fiscal del Gobierno, el déficit fiscal para este año aumentará de 4,2% del PIB en 2023 a 5,3%, cifras que alejan el país de recuperar el grado de inversión
Editorial
Al finalizar el primer mes del año, el Ministerio de Hacienda dio a conocer su Plan Financiero para los próximos meses, muy ajustado a las últimas proyecciones macroeconómicas, con el gran lunar que representa un alza del déficit fiscal. Dicho de otra manera, ese déficit fiscal para 2024, pasará de 4,2% del PIB en 2023 a 5,3% para el año en curso, muy por encima de 4,4% establecido en el Presupuesto General de la Nación hace unos meses.
Es uno de los primeros traspiés importantes del ministro, Ricardo Bonilla, quien justifica esta incidencia porque “la regla fiscal nos da ese espacio”. No se puede olvidar que uno de los principales retos de cualquier jefe de una cartera de economía y responsable de las finanzas públicas es gastar menos de lo que le ingresa, no más. Argumentan los economistas en oposición que el déficit fiscal hasta el año pasado venía cayendo, tal y como estaba planificado en los marcos fiscales de años anteriores, pero que con estas cifras se rompe la secuencia y se pone en aprietos la economía, pues el déficit fiscal caía desde hace tres años, lo que se rompe con las cifras de Bonilla.
El gasto primario también crece sin que el Ejecutivo haga nada distinto por mejorar una situación que puede empeorar. La gran paradoja es que todo se resuelve ahorrando, dejando de gastar en un momento en que se les pide a los ministros ejecutar lo planeado. Una paradoja que consiste en recortes al gasto e inversión pública para cumplir la regla fiscal y hacer las obras públicas que han brillado por su ausencia.
El otro punto de vista de los expertos es que el recaudo no va tan bien como lo ha presentado la Dian: la tributación no alcanzó 100% de la meta al terminar diciembre pasado, lo que evidencia un menor recaudo generalizado, que puede verse profundizado por asuntos como arbitramientos de litigios, el recaudo menor por la dinámica económica y otros asuntos que reposan en la Corte Constitucional. Anif pone el dedo en la llaga argumentando que “en la medida que aumente el déficit fiscal, lo que vamos a observar es un aumento de deuda importante, por encima del nivel de 55%, de hecho, las cuentas apuntan a una deuda de 57%”. Con ese panorama, el objetivo de recuperar el grado de inversión perdido en algunas calificadoras de riesgo se va al traste.
“Habrá una presión mayor de financiamiento del Gobierno Nacional en el mercado local (...) tenemos una deuda que vuelve a aumentar en un contexto donde las tasas de interés local y globalmente todavía son altas, algo que genera una presión de pago de intereses que es la más alta de la que se tenga registro que es 4,5 puntos del PIB”, advierte Anif.
Se observa un panorama fiscal bastante oscuro, “no habrá ajuste fiscal en 2024, a pesar del recorte en gasto, pues parte del déficit se financiará con desembolsos internos de $53,4 billones, esto es $11 billones más de oferta de TES respecto a 2023”, analiza Corficolombiana. Un reciente informe de JP Morgan también alerta que el recaudo tributario seguirá teniendo “obstáculos” durante el primer trimestre de este año, lo que presionará aún más el déficit fiscal.
El ministro Bonilla debe sentarse a revisar el panorama fiscal del país, que al inicio de la administración Petro, no se veía tan crítico como ahora. Con un déficit rumbo a 6%, el comentario de que todo podría mejorar, se empieza a desvanecer rápidamente y las alertas se disparan.
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