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La venta de vivienda e inicios de obras en el sector de la construcción van de mal en peor; Camacol ya lanzó alertas sobre la situación, pero el Gobierno Nacional y sector bancario no copiaron la realidad de las cosas
La situación que está viviendo el sector de la construcción es la peor en casi dos años. No solo desde la venta general de inmuebles, sino por el inicio de nuevas obras en todo el país. En marzo, las ventas de casas cayeron 34%, al tiempo que la entrega de viviendas de interés social se redujo 38% y las viviendas no VIS disminuyeron 23%. Un panorama desolador que no se observaba desde hace mucho tiempo y que coincide plenamente con el tiempo del actual Gobierno Nacional. El Ministerio de Vivienda lo ha intentado casi todo, ha realizado anuncios que no han cuajado en la economía, como fue la inminente entrega de subsidios a los constructores para dinamizar el sector, pero no ha funcionado, pues el mayor problema es externo a los mismos constructores, y tiene que ver con las tasas de interés, que siguen siendo muy altas y van en contravía del camino que está siguiendo la inflación, que ya está en 7%, mientras el costo del dinero que el Banco de la República pone en el sistema financiero está por encima de 12%. Y como bien dice el cliché popular, “las tasas suben en ascensor y bajan por las escaleras”. Los codirectores del Emisor han sido inferiores al reto de bajar más rápido las tasas y la Superintendencia Financiera, menor al revisar que la libre competencia actúe en el mercado del dinero; los bancos no están siendo ambiciosos al competir por nuevos clientes para sus hipotecas o sus leasings. Una derivación de esta mala coyuntura para las ventas de viviendas es que el sector perdió 50.000 empleos en febrero, con una desaceleración de 40% respecto a la dinámica de 2019 y prepandemia: “a medida que se construya menos, el empleo continuará a la baja”. Los subsidios del Gobierno para VIS y no VIS son 43% menores a la media registrada entre 2013 y 2020, cuando se mantenía por encima de 82.000. En 2023, pasaron de 87.000 a 52.000 subsidios. Para 2024, el Ministerio de Vivienda ha asignado 12.520 unidades en Mi Casa Ya, mientras que para 2025 y 2026, hay 508 y 22 preasignados. No hay una política pública concreta que apueste por dinamizar el sector de la construcción, desconociendo el papel que esta actividad tiene en la economía. El gran problema que tiene Colombia es que está perdiendo la dinámica constructora, y la satisfacción de la necesidad de vivienda en la población está en veremos. Según las cifras de crecimiento de población del Departamento Administrativo Nacional de Estadística, Dane, de aquí a 2035, habrá más de 370.000 hogares por año, que se sumarán a los 14 millones actuales, por lo que serán necesarias 4,5 millones de viviendas para ese momento, y al ritmo de la política actual solo podría cumplirse la mitad de esa cifra. El lío es social: se cocina una generación que no tiene acceso a casa para desarrollar sus familias, simplemente es una invitación a desengañarse con el modelo económico existente, quienes le apostarán a ideas más cercanas a la anarquía. La casa o la vivienda (un techo donde vivir) es una solución probada para muchos problemas colaterales de los individuos; no satisfacer esta necesidad es apostarle a que el caos y la pobreza nunca mueran.
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