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En un mes se han puesto a andar dos tlc cruciales para la economía, pero el país sigue sin estar preparado en infraestructura
El pasado 15 de mayo se puso a andar plenamente el tratado de libre comercio con Estados Unidos, luego de seis años de negociaciones y de crudos tira y aflojes políticos. Y el próximo 25 de junio se firmará el tratado con Corea del Sur, tras fuerte pelea de algunos sectores económicos nacionales que se oponían férreamente al convenio comercial al considerar que vulneraba sus intereses. Por fortuna para el futuro de la economía colombiana y en bien de la inmensa mayoría de consumidores, los dos TLC son una realidad que le cambiará la cara al consumo nacional y le abrirá muchas posibilidades de negocios a los empresarios exportadores.
Con Estados Unidos se dinamizará un mercado maduro que los empresarios colombianos conocen bien, y que ofrece muchas nuevas oportunidades que hoy por hoy solo son aprovechadas por países de la región, como Perú y algunos centroamericanos que gozan también de dichos tratados con el `motor de la economía` mundial desde hace tres años, lo que les ha permitido capturar varios renglones en donde podríamos tener oportunidades, como son los textiles y otras manufacturas.
Con Corea del Sur tendremos igualmente la oportunidad de vender productos y servicios en una de las economías más importantes, no solo del sudoeste asiático, sino del mundo. El gobierno de Seúl históricamente ha firmado sendos tratados de libre comercio con países con los cuales mantiene una balanza comercial superavitaria, pero con el caso de Colombia se espera podamos tener una dinámica exportadora superior que beneficie a los empresarios locales por las complemetariedades de las dos economías.
Hasta hace un par de meses los tratados de libre comercio con estos dos países eran solo una ilusión, o mejor un espejismo económico, pues las frustraciones políticas se habían encargado de que no marcharan a su ritmo. Pero ahora que son una realidad gracias al trabajo directo del presidente Santos, que no solo ha sido el primer ministro de Comercio Exterior de la historia reciente del país, sino que se ha metido de lleno a que los TLC no fueran más promesas electorales de gobernantes desconocedores del tema, sino una realidad para los consumidores y los empresarios locales.
Pero siempre hay un pero, y más en Colombia, un país de improvisaciones crónicas. El Gobierno Nacional ha sido muy eficiente firmando tratados comerciales que repintarán el mapa comercial, pero nada ha hecho por preparar a los empresarios y mucho menos por construir las infraestructuras (en plural) necesarias para sacarles provecho a los convenios. Ahora la pelota está en el campo del Ministerio de Transporte para que ejecute el `Plan de los TLC`, y por fin veamos las vías y los puertos que necesitamos.
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