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El dato de crecimiento de la economía en términos de PIB de 2018, solo ascendió a 2,7%, una cifra mediocre que obliga a redoblar esfuerzos para avanzar más
Con varios días de atraso por fin salió el dato del crecimiento económico del PIB para 2018, la cifra de 2,7% estuvo dentro de los pronósticos y se convierte en más que un reto cuantificable en un imperativo social, pues una economía que vale en términos de Producto Interno Bruto más de US$300.000 millones debe crecer mínimo cada año por encima de 5% para poder generar nuevos empleos formales que garanticen bajar la pobreza, mejorar la distribución del ingreso y, sobre todo, ganar en equidad. Dicho sea de paso, primero está el crecimiento global de la economía y luego el gran reto de la equidad, pues un país no puede redistribuir pobreza o nivelarse por lo bajo.
En términos de sectores, entre los que más contribuyeron al crecimiento están las actividades profesionales y científicas muy por encima del promedio y logró porcentajes de 5%; el dato más preocupante es el que atraviesa la minería que tres de los cuatro trimestres no creció y cerró en -0,8%. Los demás sectores tradicionales como comercio, industria y el agro tienen un comportamiento ajustado a los promedios de toda la economía. En términos cuantitativos, la razón de la mediocre cifra de 2,7% para todo el año anterior tiene que ver con el comportamiento de la economía durante el último trimestre del año cuando sólo creció 2,8%, una cifra que estuvo por muy por debajo de las expectativas que esperaban 3,0%. Y, así las cosas, más que el reto de subir un punto porcentual el crecimiento de la economía para este 2019, es un imperativo social que la economía colombiana crezca muy en sincronía con su potencial histórico y, sobre todo, por las necesidades que el país tiene en rezago social. Un aspecto de preocupación es lo que tiene que ver con la importancia del sector minero energético, que sigue siendo el que más pesa en la economía, es decir, seguimos dependiendo de la explotación de minerales y de los vaivenes de los precios internacionales, al tiempo que en términos industriales se sigue bajo la influencia de la refinación de crudo.
No solo hay que tratar de buscar crecimiento en otros sectores de mayor impacto social, sino que se debe hacer un pacto por el crecimiento económico focalizado en sectores de alto potencial social, como es la construcción, la industria, las manufacturas y el agro. El PIB del año pasado fue de $976 billones, un volumen que sigue siendo bajo si se compara con las necesidades y el potencial histórico, dado que hay sectores que están subutilizados o padecen de un descuido estatal crónico, como puede ser el agro y la infraestructura. El Gobierno Nacional y los empresarios deben alinearse para crecer a tasas más importantes que generen empleo formal, es decir a ritmos de 5% o 6%, pero para lograrlo es necesario que haya un pacto por el crecimiento (similar al que existe en Chile), de lo contrario cualquier disminución de impuestos, inyección de subsidios y otras formas de estimular la economía no servirán de nada, pues se quedarán las ayudas en los bolsillos de los beneficiados y no se trasladarán dichos beneficios. Colombia puede crecer más, así lo ha demostrado y las condiciones están dadas por la seguridad jurídica, la tributaria y el avance notable en orden público. Ahora bien, hay que trabajar más en pactos sociales por mejorar la economía.
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