Fortalecer la buena dinámica económica

La tarea de explicar y de hacer entender que la economía local atraviesa por un buen momento no es nada fácil, pues está demostrado que en Colombia las cifras por sí solas no le dicen mucho a la gente. Empecemos por explicar que fiel a todos los pronósticos, el Producto Interno Bruto del país creció el año pasado 3,3%, una cifra que se esperaba y que coloca a Colombia como la economía de mayor dinámica en la región. La pregunta pesimista a renglón seguido es por qué esa cifra es buena, impactante o cómo la experimentan las personas comunes y corrientes: la respuesta no es nada fácil en medio del escepticismo reinante, pero tiene que ver con el mensaje contundente sobre la estabilidad macroeconómica que esas cifras reflejan a los ojos de las firmas calificadoras de riesgo; habla de la inversión que está llegando y obliga a que ese crecimiento sea sostenido en el tiempo y en mayor número, para poder reducir el desempleo. El crecimiento del PIB no solo es un indicador que informa oficialmente cuánto creció la sumatoria de lo producido en toda Colombia en términos de bienes y servicios, sino que advierte que el país va por buen camino y que es sujeto de créditos internacionales; además de que la cifra lo califica como un mercado abonado para traer inversiones en diversos sectores. Con un crecimiento líder en la región de 3,3%, todo filtro pesimista se desvanece, pero siempre prevalecerán las dudas, más aún, si hay intereses políticos de por medio.

Ha sido el crecimiento más alto desde 2014 y está en línea con las proyecciones de la banca multilateral, de los gremios y de centros de pensamiento económico. Cabe destacar el crecimiento del consumo en torno a 4,6%, un repunte enorme, pues en 2018 el dato había sido de 3%. Ese nuevo pilar en que se ha convertido el consumo es una sumatoria de varias situaciones: la inmigración, la estabilidad en las tasas de interés y en la competencia global en varios subsectores como el automotriz y la tecnología. Otro de los aspectos importantes de esta cifra es que la inversión fue otro el motor, pues la formación bruta de capital creció 4,3%. Actividades financieras, comercio, transporte, alojamiento y el sector hostelero en general fueron los que más crecieron entre 4,9% y 5,7%. La administración pública sobresalió con 4,9%, al tiempo que las actividades profesionales, artísticas e inmobiliarias alcanzaron promedios entre 2% y 3,7%. Por debajo de 2%, pero con crecimientos positivos, estuvieron el sector de la información y las comunicaciones, con 1,7% y las industrias manufactureras, 1,6%. El único renglón económico que cayó fue la construcción que bajó 1,3% y que enciende las alarmas, pues las políticas públicas en ese sentido no han funcionado.

Si se compara a Colombia con los países de la Alianza del Pacífico, las cosas envían mensajes muy positivos, pues son los pares en términos de atracción de capitales externos. Perú registró el año pasado el dato más bajo desde 2013 con 2,1%; Chile espera que su economía se expanda 2,5% y México no ve más allá de 0,6% de alza del PIB. Y si miramos por ejemplo la zona euro se tiene un crecimiento de 1,2%, Gran Bretaña 1,4% y Estados Unidos 2,3%. Es cierto que lo importante es que las cifras se sientan, pero por lo menos hay que intentar reconocer una buena gestión en lo macroeconómico.