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Presupuestos de las principales ciudades para 2025
Solo 10 meses les quedan a los mandatarios regionales para llegar al meridiano de su gestión, hay que mostrar la transformación prometida para sus municipios y departamentos
El primer año de un alcalde y un gobernador se va en organizar sus gabinetes, levantar sus Planes de Desarrollo y hacer el cruce de cuentas con sus antecesores; cuando ya tienen experiencia administrativa, esas tareas se evacúan muy rápido y sus departamentos y municipios empiezan a ver las transformaciones prometidas en campañas antes de que el meridiano de sus mandatos llegue.
Los 32 gobernadores y los 1.103 alcaldes al mando de las regiones, ya llevan 14 meses al frente de las entidades regionales más importantes para el desarrollo del país, pero para nadie es un secreto que muchos se han contaminado de la crispación política y de la desidia del gobierno central y se han convertido en auténticos directorios partidistas de los presidenciables de turno; incluso, hay grupos de alcaldes y gobernadores que actúan en bloque para hacer una oposición que lo único que hace es retrasar proyectos regionales.
Es cierto que, “esa desidia”, gubernamental de las entidades nacionales y de los ministerios ha obligado a los alcaldes y gobernadores más importantes a liderar procesos alternos para sacar adelante planes y proyectos vitales para los pueblos, regiones y ciudades; eso está bien, pero no se pueden quedar en quejarse del desgobierno y no actuar conforme a sus promesas de campaña.
El segundo año de alcaldes y gobernadores es definitivo para mover las economías, enderezar la hoja de ruta y avanzar en las obras de transformación que deben mostrarse en el tercer y cuarto año; nunca habrá el dinero suficiente para hacer todo lo deseado, pero está en el liderazgo la capacidad de gestión, de ahorro y de cohesionar intereses para sacar las regiones adelante.
Claro, siempre será más fácil trabajar con dinero nacional, con las regalías que están paradas en el Departamento Nacional de Planeación, pero eso es casi caso perdido en este Gobierno; lo importante es hacer “de tripas corazón” y avanzar con las uñas de los escasos recursos locales.
Al Gobierno Nacional le quedan poco más de 500 días y nada va a cambiar, pues está demostrada la baja gestión, la poca ejecución y la pugnacidad con ciertas regiones; eso es lo que hay, se debe trabajar de cara a la gente que demanda soluciones a sus precariedades.
Las cinco o seis grandes capitales no tienen muchos problemas con concentrarse en trabajar con sus recursos propios y esperar a que la actitud del Gobierno Nacional cambie, pero el resto de municipios sí deben armar otras estrategias de cohesión de intereses regionales que les ayude con el diseño de proyectos de transformación; deben unirse tres, cuatro, cinco municipios y empujar proyectos comunes con el sector privado; si se sientan a esperar que el DNP o cualquier Ministerio les dé la mano, van a dilapidar los casi tres años que les quedan de mandato.
Es un imperativo que los departamentos y los municipios mejoren el recaudo local para poder exigir del Gobierno Nacional las transferencias adecuadas; si no cobran los impuestos que son, ni actualizan las cargas de sus actividades económicas, van a tener que vivir de ayudas extraordinarias que en este Gobierno no llegarán con eficiencia. Este momento del país es muy interesante porque pocas veces se había visto una división tan profunda entre Gobierno Central y mandatarios regionales, es un tiempo que pone a pensar al país el verdadero sentido de la división política.
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