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Con corte a marzo, la ejecución presupuestal de 14 sectores del Gobierno no pasa de 5%, el gran problema es que los funcionarios no saben invertir ni gestionar el dinero público
Los exalcaldes y excandidatos presidenciales, Antanas Mockus y Sergio Fajardo, posicionaron una frase que se ha ido al olvido y de la cual ya nadie se acuerda: “El dinero público es sagrado”. Es lapidario, para esta administración nacional, que la ejecución presupuestal por sector, funcionamiento e inversión de 14 sectores del Gobierno no pase de 5%.
Una cifra alarmante que desnuda el mayor problema del Gobierno, que es su capacidad de hacer cosas y ejecutar obras. Los sectores más afectados son cultura (4,97%); hacienda (4,90%), vivienda (4,76%), empleo (4,71%), información estadística (2,95%) e inclusión social y reconciliación (2,73%). Otros como minas y energía (36,55%), salud y protección social (19,99%), educación (17,47%) y relaciones internacionales (17,20%), muestran una mejor gestión sin ser la más óptima.
Es recurrente la misma crítica a los ministerios y a todas las entidades ejecutoras del gasto, que no logren invertir, presentar proyectos, ni mucho menos mostrar soluciones a los crónicos problemas sociales.
El presupuesto para este año supera los $500 billones, el más alto de la historia, también con el peor desempeño en ejecución, y lo que es más complejo es que la situación fiscal del Gobierno Nacional muestre un debilitamiento acelerado.
Las alertas por el cumplimiento de la regla fiscal este año están encendidas, luego de que el Ministerio de Hacienda elevara la proyección del déficit de 4,2% del PIB en 2023 a 5,3% en 2024. Dice el Comité Autónomo de la Regla Fiscal, Carf, que el balance primario neto estructural presentado en el Plan Financiero del Gobierno no cumpliría la Regla Fiscal este año; sentencia a la que se suman las calificadoras de riesgo, Moody’s, S&P, y el Fondo Monetario Internacional, que ven con preocupación el nivel de gasto del Gobierno y su fuente de ingresos.
Si cruzamos las dos ideas: mala ejecución con mayor gasto en la administración del Estado, la gran preocupación es para dónde se está yendo el dinero. El gasto primario se ha elevado desde el año pasado de forma excesiva y este año el nivel de gastos primarios en relación con el PIB es similar al registrado durante la pandemia.
¿En qué se está gastando la plata el Gobierno Nacional? Mala ejecución y alto gasto primario, dos cosas que el Ministerio de Hacienda no ha podido conciliar. Moody’s Investors Service viene monitoreando cómo se está empeorando la situación fiscal de Colombia y cómo se está poniendo en peligro la sostenibilidad a largo plazo, luego de que el Gobierno dijera que su déficit presupuestario y su deuda se ampliarán este año. S&P Global ya rebajó la perspectiva de la calificación crediticia del país de estable a negativa y podría revisar la calificación soberana en los próximos dos años, en caso de que el Gobierno no pueda ajustar sus cuentas fiscales y se evidencie un menor crecimiento.
En medio de todo este contexto: mala ejecución, creciente déficit fiscal y bajo crecimiento económico en el sector productivo, el Gobierno Nacional ha empezado a hablar de una nueva reforma tributaria que se radicaría durante la nueva legislatura para ser aprobada antes de que 2024 llegue a su final y así garantizar la financiación de un presupuesto que estaría por encima de $550 billones en 2025, un año electoral, pero si se proyecta, las cosas estarán tan deterioradas que no habrá palo para hacer cucharas.
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