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EDITORIAL

Hay que arreglar los lunares en los aeropuertos

lunes, 11 de octubre de 2021

Los concesionarios de los terminales aéreos del país deben reforzar el obligatorio mejoramiento del servicio de sus aeropuertos, ahora que la reactivación llega con fuerza

LR

Colombia es un país de regiones que se interconectan cada vez más desde sus aeropuertos concesionados a empresas privadas, al menos en las principales ciudades, y no es un reclamo menor pedirles que mejoren la operación de las aerolíneas y les brinden a los pasajeros mejores condiciones. No debe pasar desapercibida la grave queja de la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (Iata), que instó al Ministerio de Transporte y a la Aeronáutica Civil a aliviar los problemas operacionales del Aeropuerto El Dorado de manera inmediata, ahora que todo empieza a reactivarse con fuerza.

Es grave la denuncia sobre la prioridad que se les está dando a los vuelos no regulares, privados, militares y de Estado, que operan en horas pico y que están causando demoras, casi diarias, a los vuelos comerciales de los pasajeros. Dice el gremio internacional que desde el pasado 29 de mayo se han presentado más de 300 afectaciones a las aerolíneas y, de paso, perjudicando a unos 850.000 pasajeros con destino a todo el país.

La denuncia también hace énfasis en que el Programa de Demoras en Tierra (GDP) ha retrasado 130 vuelos y afectado a 17.600 pasajeros. Con el agravante de que los consumidores del transporte aéreo siempre arremeten en contra de las aerolíneas o empleados del terminal, pero son las autoridades del aeropuerto quienes están manejando mal la situación, que crece con los días.

Las comparaciones son chocantes, pero hay que hacerlas. Plantea la Iata que “en todos los aeropuertos de EE.UU. solo se han presentado 63 GDP y que ni siquiera aeropuertos concurridos como el JFK de Nueva York o el Heathrow de Londres han presentado tantos retrasos como El Dorado”. El llamado que hace el gremio es priorizar la aviación regular de pasajeros principalmente en las horas pico; no aprobar ningún vuelo no regular durante las horas pico; restringir los vuelos de la aviación general solo a los que están dentro de la asignación aprobada para las horas valle y sin exceder la cuota; y asegurar que los Centros ATC y torres de control cuenten con el personal adecuado para operaciones puntuales.

El tiempo de la pandemia ha hecho olvidar los problemas frecuentes de los aeropuertos, pero ahora que todo regresa con fuerza a la normalidad y a la reactivación económica, es un imperativo para los concesionarios privados de los terminales aéreos que retomen la competitividad que venían mostrando y redoblen esfuerzos de mejoramiento. Colombia necesita avanzar rápidamente en la capacidad de los aeropuertos de Bogotá y Cartagena, ciudades que han casi duplicado la demanda de aerolíneas por directo aumento de pasajeros nacionales e internacionales.

El regreso a la normalidad no debe convertirse en la vuelta del tormento de viajar; el fin de año no debe ser sinónimo de atrasos, tumultos, mal servicio, incumplimiento y deplorable servicio al cliente. Al oído del Ministerio de Transporte hay que decirle que se vienen varios meses de frenesí inherente a la recuperación, que son los aeropuertos el mejor termómetro de que el país entró de nuevo en movimiento y que el servicio debe mejorar al mismo ritmo que lo hacía en prepandemia. Colombia es un país de regiones que necesita de buenos aeropuertos competitivos que le solucionen el problema del transporte a un territorio con tres cordilleras.

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