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En casi un año este flagelo se convirtió en uno de los factores de muerte más importantes y, hoy, cuando se empieza a ver la luz al final del túnel, es necesario empezar a sacar cuentas
A casi un año de haberse desatado la pandemia del covid-19 es necesario empezar a sacar las cuentas de la enfermedad, que en solo 10 meses ha cobrado más de 50.500 vidas, se acerca a los dos millones de contagios y cada hora suma en promedio 640 personas a la lista de casos que reporta cada 24 horas el Ministerio de Salud. Es necesario detallar los datos, ya que en medio del segundo pico de contagios, el covid ya entra en el top cinco de enfermedades que más muertes causan en Colombia. Según las cuentas del Dane, entre enero y octubre del año pasado la primera causa de muertes eran las enfermedades infecciosas y parasitarias, en la que casi en 99% de los casos se refería al covid. Después, le seguían enfermedades isquémicas del corazón y los homicidios.
Se requieren estos datos para hacer proyecciones reales de este desastre de salud pública, para que el Ministerio de Hacienda analice los miles de millones adicionales que tendrá que destinar para atajar y hacerle frente al virus. No solo para ver qué tanto tendrá que seguir endeudándose el Gobierno hacia el futuro, sino también para que las autoridades locales y el sector productivo empiecen a cerrar cuentas para medir cuál fue el verdadero daño en la economía. Sería bueno conocer de parte de las ARL qué tantas incapacidades de origen laboral por diagnósticos o síntomas asociados al covid han recibido; lo mismo sucedería con las EPS. Eso ayudaría a medir también qué tan efectivos han sido los protocolos de bioseguridad del sector productivo y analizar, en medio de la reactivación, cuáles son las medidas que funcionan o los sectores que, pese a seguir los lineamientos, pueden ser un alto foco de contagio.
Esos datos podrían mostrar qué tan golpeado estuvo el mercado laboral, cómo se comportó en realidad el fenómeno del ausentismo en las compañías y eso cómo terminará afectando la productividad de la economía.
Hay que sacar los números de cuánto le costará al país los cierres. Varios economistas han hecho modelos que señalan que serán millones de muertes las que dejará el covid en los próximos 25 años, ya no por el contagio del virus directamente, sino por los ingresos laborales que dejarán de percibir miles de colombianos, que se sepultarán por debajo de las líneas de pobreza; un indicador que ya venía en rojo antes de que el virus atacara al país en marzo de 2020.
Otro punto fundamental para evaluar desde ya es el costo del atraso en materia educativa que tendrá el país en los próximos años, derivado no solo de los meses en que miles de niños y jóvenes no han podido retomar las clases, así sea con alternancia, en colegios y universidades, sino de miles de estudiantes que no podrán retomar sus estudios en los meses siguientes por la caída de los ingresos que tuvieron en sus hogares.
Antes del inicio de la pandemia, ya muchos niños y jóvenes de América Latina en condiciones vulnerables enfrentaban grandes desafíos en esta materia y pese a que las tasas de matriculas habían subido, según cifras del Índice de Capital Humano, cerca de la mitad de estudiantes en primaria no alcanzaba los niveles mínimos para seguir su plan de estudios y en el caso de los jóvenes, alcanzaban solo 56% de la productividad que podrían lograr si tuvieran las condiciones de salud y educación plenas; cifras que se agravaban en poblaciones vulnerables y menos favorecidas.
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