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El precio de referencia interna del saco de 125 kilogramos se acerca a los $2,5 millones, valor que no se veía desde septiembre de 2022; sin duda, una buena noticia para la economía
Nadie puede negar la importancia del café en la economía colombiana. Y no solo a nivel internacional, como uno de los productos más valorados en el mundo y originador de buena parte de las exportaciones, sino también por su rol en la transformación social del país. Las cifras lo demuestran: durante el año cafetero 2023/2024 Colombia produjo 12,8 millones de sacos de 60 kilogramos, lo que representó un crecimiento de 20% frente al año cafetero 2022/2023, cuando se registraron 10,6 millones de sacos.
Además, de acuerdo con cifras de Asoexport y la Federación Nacional de Cafeteros, se estima que la producción cerrará alrededor de los 12,5 millones de sacos en 2024. En cuanto al comercio exterior, durante el año cafetero 2023/2024, las exportaciones alcanzaron los 11,9 millones de sacos, dato que significó un crecimiento de 15% con respecto a 2022/2023. Solo en octubre de este año, las exportaciones llegaron a los 1,04 millones de sacos, un incremento de 15% con respecto al mismo mes de 2023, y en lo corrido del año, se registró un aumento de 17% frente al mismo periodo de 2023. Se espera que las ventas externas cierren el año en cifras cercanas a los 12 millones de sacos.
En términos de mercados, Norteamérica representa 48% de las exportaciones colombianas de café, seguido por la Unión Europea, con 25%; y el Lejano Oriente, con 15%. Pero cada vez más China toma más importancia en la canasta, pues Colombia pasó de ser el quinto origen de las exportaciones chinas de café en 2021 a ser el segundo en 2024. Solo en 2023 envió a ese mercado más de 539.000 sacos, lo que representó un crecimiento de 132% frente a 2022, y en este año se acumulan a septiembre más de 419.000 sacos vendidos, un alza de 75%.
Todo esto cobra mayor importancia si se tiene en cuenta que el precio de referencia interna del saco de 125 kilogramos se acerca a los $2,5 millones, valor que no se veía desde septiembre de 2022, una buena noticia para los productores de café, las regiones cafeteras y la economía en general, que sigue recibiendo los réditos de un producto que ha sido fundamental en su canasta exportadora y en su imagen frente al mundo a un nivel que es difícil de superar.
En otras palabras, Colombia no debe buscarle un sustituto al café, tiene que potenciarlo como producto, y para ello debe trabajar en varios frentes. La recolección del grano es una labor intensiva que requiere de una cantidad considerable de trabajadores, y el aumento en los salarios ha incrementado los costos de producción. Además, el sector se enfrenta a un problema de relevo generacional, pues muchos jóvenes migran a las ciudades en busca de mejores oportunidades, dejando un vacío en la fuerza laboral del campo.
Esta situación se suma a la necesidad de implementación de tecnologías que reduzcan la dependencia de la mano de obra. Adicionalmente, el mercado colombiano está llamado a ser un caldo de cultivo para nuevas marcas de cafés, con mayor calidad y que desarrollen el segmento de los cafés especiales, para llegar a más consumidores.
No hay que olvidar que en los últimos años, China ha experimentado un notable aumento en la compra de café, reflejando un cambio en las tendencias de consumo. Tradicionalmente conocido por su cultura del té, ese país ha visto crecer su interés por el grano, impulsado por una clase media en expansión y una población joven deseosa de adoptar costumbres occidentales. El café ya está, es hora de potenciarlo más.
Para desvanecer el reino de la incertidumbre se necesitan acciones concretas, con foco y objetivos precisos, 2025 debe ser un tiempo de hacer, ejecutar, quejarse menos y garantizar resultados