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Lograr que el ex ministro Sergio Díaz-Granados ocupe la presidencia de la CAF debe ser un objetivo no solo del Gobierno sino empresarial para no dejar caer la entidad en el populismo
Muy pocas veces un colombiano tiene la oportunidad de ocupar altos cargos en la banca multilateral o en organismos globales de gran influencia para todos los país. La misma argumentación la habíamos utilizado en abril pasado para defender la eventual llegada del ex ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, a la Corporación Andina de Fomento, cuando el Gobierno Nacional intentó poner su nombre a consideración de los 19 países miembros.
No sobra repetir que Colombia necesita más personajes de talla internacional en la economía y las finanzas. El año pasado se perdió la presidencia del Banco Interamericano de Desarrollo que estaba en manos de Luis Alberto Moreno desde 2005, pero en febrero se ganó la Secretaria General de la Organización de Aviación Civil Internacional, Oaci, con el ex director de la Aeronáutica Civil, Juan Carlos Salazar, quizá el cargo más importante e influyente que un colombiano ha ocupado en la historia. Hemos dejado pasar oportunidades históricas por fallas en la diplomacia y mezquindades políticas. No se puede repetir lo que ocurrido con el ex ministro, José Antonio Ocampo, también ex secretario General para Asuntos Económicos de la ONU, quien en marzo de 2012 fue nominado por varios países para presidir el Banco Mundial, en sustitución de Robert Zoellick, pero no fue respaldado por el Ministerio de Hacienda de turno, dejando pasar una oportunidad para hacer historia.
Ahora hay una nueva oportunidad en la CAF, luego de que Carrasquilla retirara su nombre. Oficialmente, las autoridades económicas de Ecuador, Perú y Colombia, han postulado al ex ministro colombiano y funcionario del BID, Sergio Díaz-Granados, para la presidencia de la Corporación Andina, elección que debe hacerse sin dilaciones y según los estatutos el próximo 5 de julio; de cumplirse con lo pactado con Ecuador, Perú, Brasil y Uruguay, no tendría dificultad que un colombiano llegara por primera vez a este cargo, pero el eje populista de la Bolivia de Evo Morales; la Argentina de Cristina Fernández y el México de López Obrador, están sincronizados en lo político para torpedear la iniciativa colombiana. La estrategia que han puesto a andar no es solo recoger los votos para el otro candidato Christian Gonzalo Asinelli, subsecretario de Asuntos Estratégicos del gobierno argentino y ex funcionario de la CAF, sino intentar aplazar la votación para torcer el voto del nuevo gobierno de izquierda de Pedro Castillo, quien sólo tomará las riendas del país a finales de julio.
Con gran éxito para la región Colombia controló la presidencia del BID durante 15 años; hoy tiene la vicepresidencia para América latina del Banco Mundial y la presidencia del Fondo Latinoamericano de Reservas, Flar, ahora es oportuno ratificar ese potencia en la banca multilateral para ayudar a toda la región a llegar pronto a la recuperación económica, luego de las recesiones en todos los países derivadas de la pandemia.
La CAF está conformada por 19 países iberoamericanos y algunos del Caribe, más 13 bancos privados que deben elegir a Díaz-Granados; los países fundadores de la entidad, que son las economías andinas, tienen dos votos, con lo que Ecuador, Colombia, Bolivia y Perú tienen la sartén por el mango. Mientras hay humo blanco, el venezolano Renny Alberto López, lleva las riendas de la entidad.
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