.
EDITORIAL

La igualdad de género es una tarea pendiente

viernes, 8 de marzo de 2019

Las mujeres han ganado espacios importantes y los gobernantes son sensibles a la igualdad de género

Editorial

Con el tema de la igualdad de género en Colombia es mucho lo que se predica y poco lo que se practica. Es una realidad visible en el contexto empresarial que las mujeres han ganado un gran espacio en el mundo laboral y que hoy ocupan la mayoría de los cargos de alta gerencia en las empresas; situación que se enriquece y promete un futuro mejor al ver mayoría de mujeres en la universidades y en los cursos de posgrado; pero qué sucede en nuestro país que aún se siente una cultura machista que le niega iguales oportunidades a las mujeres a pesar de que está comprobado que tienen mayor grado de honradez, son más honestas, más trabajadores y tienen un sentido de pertenencia laboral muy superior al de los hombres. La respuesta es simple: siempre se ha medido cualquier logro social de género desde lo cuantitativo, es decir con números que representen una realidad coyuntural, no estructural, sin importar lo cualitativo que dice mucho de la cultura de un país. Por ejemplo, se puede decir que las mujeres ocupan hoy 50% más los cargos de alta dirección, que hace una década, o que de cada cinco gerente tres ya son mujeres, pero detrás de esa cortina numérica hay una realidad machista que sigue negándoles oportunidades basados en la descalificación profesional, el chiste fácil, el chascarrillo ligero y toda clase de burladeros que se han desarrollado para decir que las mujeres trabajan menos por su maternidad o sus responsabilidades como madres. Mientras la cultura colombiana siga teniendo a la mujer como protagonista o eje central de las descalificaciones profesionales, de los chistes fáciles o populares y la subvaloración laboral, el país nunca entenderá que el desarrollo y el bienestar llegará cuando los problemas se solucionen con sentido femenino y puedan proponer soluciones a los retos de los gobiernos y las empresas desde su percepción, que es bien distinta a la de los hombres. No en vano el Índice de Mujeres en el Trabajo de PwC muestra que mejorar la participación femenina en el trabajo en la Ocde podría aumentar el PIB del “club de las buenas prácticas” en US$6 billones, mientras que cerrar la brecha salarial de género podría aumentar el PIB en US$2 billones. Las cifras en Colombia son elocuentes: en enero, la tasa de desempleo en mujeres en el total nacional fue de 16,9%, mientras que la de los hombres quedó en 9,8%.

La tasa de ocupación de las mujeres es más baja, 47,8% frente a 69,4% de los hombres. Esta diferencia sigue siendo una de las más altas en los países de la Ocde. Según una encuesta de Nielsen, cuando se preguntó sobre posibilidades de ascenso, 17% de los hombres dijeron tenerlas, mientras que en mujeres cae a 9%. En cuanto a perspectivas positivas de empleo 35% de los hombres dijo tenerlas, mientras que en mujeres solo fue 19%. Sobre las barreras para el crecimiento profesional, 40% de los hombres dice que las ve, mientras que sube a 57% en el caso de las mujeres.

Las juntas directivas están compuestas en 65% por hombres y en 35% por mujeres. Todo esto debe cambiar y pasar del dicho al hecho y para ello el Plan Nacional de Desarrollo que se discute es un instrumento ideal. Las mujeres colocadas a través del Servicio Público de Empleo solo son 236.000 y la brecha de ingreso mensual promedio entre hombres y mujeres es de 17,56%. Hay una tarea colosal por hacer si verdaderamente se quiere que Colombia sea un país con igualdad de género.

Conozca los beneficios exclusivos para
nuestros suscriptores

ACCEDA YA SUSCRÍBASE YA

MÁS DE EDITORIAL

Editorial 02/11/2024 La nueva Cali señala un país de regiones

La división política de Colombia es obsoleta, defendida a capa y espada por el centralismo, poder diseñar 10 o 12 regiones es la tarea que tienen los líderes políticos hacia 2030

Editorial 01/11/2024 La deformación de las licencias ambientales

El desarrollo del país y la guerra contra la pobreza está en manos de las licencias, tanto previas como ambientales, convertidas en un sainete que condena generaciones a la miseria