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De quien haya sido la idea de que Ecopetrol comprara ISA, fue un camino expedito para que ese activo se conserve de carácter mixto, mientras las circunstancias del país mejoren
Agosto es el mes de la declaración de renta, pero también es el tiempo durante el cual se empiezan a armar los presupuestos del año nuevo, pues entrados los meses del “bre”, las cosas toman una velocidad de crucero que no dan tiempo para planear un buen próximo año. Al octavo mes, los precios del petróleo no parecen tener reversa ni toparse con repechos y la danza de los US$72 por barril promedio parece ser la que se bailará hasta bien entrado 2022; una gran noticia si se tiene en cuenta que Colombia es ahora uno de los principales exportadores de crudo de la región con cerca de 800.000 barriles diarios en producción y que la tasa de cambio será una buena aliada para que por cada barril vendido en el exterior entren muchos pesos. El gran beneficiado es el Gobierno Nacional, las arcas del Estado, que verán en ventas de petróleo lo mismo que una o dos reformas tributarias. Nuevamente, será Ecopetrol el que salve las cifras públicas que no encuentran otra fuente de ingresos distinta a los petroleros. Anticipándose a los resultados semestrales de la compañía mixta, se hizo pública la oferta vinculante por ISA, una jugada que ha sido bien elaborada por la petrolera y que blinda la empresa de transmisión e infraestructura como otra de las gallinas de huevos de oro del Estado, que aún aporta el presupuesto general de la Nación. Su advertida privatización, intentada por los últimos gobiernos, fue bien asumida por la administración Duque quien sacó del sombrero la idea novedosa de que fuese Ecopetrol quien se quedara con las acciones que el Estado tiene en la empresa. La Junta Directiva de Ecopetrol, en su sesión del viernes 30 de julio, autorizó al representante legal de la compañía presentar una oferta vinculante al Ministerio de Hacienda, con el fin de adquirir 51,4% de las acciones en circulación de Interconexión Eléctrica. Operación y oferta que deja en el camino al Grupo de Energía Bogotá que acaba de hacer un enroque similar con la multinacional Enel y que no perdía el interés por hacerse con ISA.
Lo que hay que empezar a desglosar son las implicaciones de la mega empresa en que se convertirá Ecopetrol al ser dueña de ISA. Fue una buena solución de ingeniería financiera, sacar dinero público de un bolsillo para meterlo en otro, dicho de otra manera, dinero de petróleo público destinado a comprar otra empresa oficial, preservando su carácter de protagonistas en la Bolsa de Valores de Colombia, que dicho sea de paso, jugará un papel fundamental en la operación. Ecopetrol no solo protagonizará la transmisión energética en el país y la región, en energías renovables, sino también en infraestructura en varios países en los que ISA es invitado obligado en todas las licitaciones, como en Brasil, Perú, Chile y Panamá. La jugada armada para que la estatal mixta petrolera se quedara con las acciones de ISA ha sido bien diseñada y es una manera interesante de ahorrar en un activo que tarde o temprano debe salir a manos privadas; es una suerte de valoración que ayudará en una eventual crisis de la petrolera ante el boom de los renovables. El futuro de los grandes negocios en Colombia está en la infraestructura, en la transmisión en las energías renovables, todas ellas unidades en las que Ecopetrol se ha ido especializando y haciendo inversión estratégica que le darán larga vida.
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