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Algunas tendencias explican las movidas que se están dando en los supermercados, las tiendas de vecindario o de conveniencia, en las que el ganador debe ser el consumidor
La pandemia de 2020, hasta bien entrado 2021, cambió muchas cosas en la economía mundial y acentuó algunas crisis que aún no se reponen plenamente, como la inflación por ejemplo, además de instalar entre las familias y los consumidores en general, hábitos que llegaron para quedarse. Tres de ellos, por ejemplo: el trabajo en casa, el boom de los domicilios y una cultura aséptica que evita aglomeraciones, multitudes, filas, pero sobretodo, disminuye el contacto entre personas.
En Colombia se habían impuesto desde mediados de la primera década del siglo XXI los grandes supermercados en los que se encontraban desde sastrerías o tiendas de comidas rápidas, hasta llantas para vehículos, motos chinas y todos los productos de la canasta familiar. La música acompañaba las góndolas y ejércitos de operarios se volcaban hacia los compradores con degustaciones; los pasillos eran amplios por el gran tamaño de los carritos de compras y hasta contaban con música de fondo que animaba a los compradores paseadores.
Incluso, los supermercados eran las llamadas anclas de grandes centros comerciales. Compañías colombianas, francesas y chilenas se disputan el sector que rápidamente se impuso entre los más dinámicos de la economía: su majestad el consumo.
Los nombres de Éxito, La 14, Carrefour y Jumbo, se volvieron sinónimo de bienestar para las familias. Pero las cosas cambiaron poco a poco y a esos grandes supermercados les dio una batalla silenciosa medio millón de tiendas de barrio que representan 40% de los comercios del país y dan empleo a cerca de 575.000 personas.
Algunas tiendas de barrio crecieron, se diversificaron y nunca perdieron el espíritu que les daba vida, el crédito para la compra diaria, lo que llevó a que se engendrara una nueva generación de negocios conocidos como las tiendas de conveniencia, una suerte de establecimientos más híbridos entre tienda y supermercado que venden una variedad menor de productos que los supermercados, pero más que los negocio de barrio y se convirtieron en los retailers con mayor crecimiento en ventas.
Al llegar la pandemia, los domicilios reinaron y muchos supermercados entraron en crisis, oportunidad que han aprovechado marcas como D1 y Ara, negocios que crecen en cada pueblo de Colombia interpretando las tendencias del consumo de las familias, que ya no son tan numerosas y para las cuales llenar el carro del mercado y/o pasarse medio día comprando comida no es un hábito.
Ahora, Colsubsidio le venderá más de un centenar de supermercados a la inversión portuguesa de Jerónimo Martins, dueños de la marca Ara, que se pondrá de segunda en número de establecimientos, movida que puede generar un efecto dominó en esos negocios de las cajas de compensación, que en algún momento y de manera inexplicable (parafiscal de 4% por cada empleado) se metieron a los supermercados y ahora no son competitivos.
La nueva era en tendencias de supermercados está marcada por el poder de los domicilios, la proximidad, la calidad de los productos, el gusto por frutas y verduras, la comida de mascotas, los importados, pero sobre todo, por el precio de los alimentos en un país que sigue lidiando con la inflación y las familias estirando los ingresos para poder comprar comida y pagar servicios.
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