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EDITORIAL

La pandemia no ha terminado, el virus sigue allí

viernes, 19 de noviembre de 2021

Más de 23,1 millones de colombianos tienen completo el esquema de vacunación contra el covid, ahora lo clave es evitar una nueva ola de muertes y contagios luego de las fiestas

Editorial

En menos de un mes será Navidad y el país económico y social se encontrará en medio de celebraciones, fiestas, compras y tumultos, un caldo de cultivo propicio o ideal para que el virus del covid vuelva a sus andadas y someta a los pueblos y ciudades en nuevas cuarentenas, cierres de comercios, horarios escalonados y hasta toques de queda. El próximo marzo el mundo va a ajustar 24 meses de una dura pandemia globalizada que ha dejado millones de muertos, quizá la misma cantidad de desempleados y otros tantos de millones de personas sumidas en la pobreza. Solo para recordar las cifras de Colombia, durante los duros picos de contagios del año pasado se llegó a 21 millones de pobres, personas a quienes no les alcanzan sus ingresos para comprar una canasta de alimentos básicos, de los cuales siete millones vivían con menos de $4.000 al día; casi cinco millones de personas llegaron a estar desempleadas; un panorama desolador que llevó al Gobierno Nacional a tomar una deuda externa por casi 65% del PIB, la más alta de la historia para poder financiar los daños del penoso covid. Es una relato de tristeza que no debe repetirse bajo ninguna circunstancia, pues ahora no solo hay consciencia de que el único camino de volver a la total normalidad es vacunarse y en eso el Ministerio de Salud ha ido cumpliendo su papel; se han aplicado 52,32 millones de vacunas. Bogotá lidera la vacunación en Colombia con 9,31 millones, Antioquia 7,44 millones, Valle del Cauca 4,16 millones, Cundinamarca 3,25 millones y Santander 2,51 millones. En menores de 12 años, van 1,2 millones de vacunados, un nuevo frente que no se había tenido en cuenta y que actúa como mecanismo de protección de los adultos, pues un niño o adolescente siempre será un portador del virus cuando está más expuesto por razones de colegios y socialización.

La pandemia no se ha acabado, el virus sigue allí en cualquier superficie insospechada, agazapado en silencio para adherirse a las personas expuestas, sin tapabocas o que no se aplican geles y alcoholes que ayudan indiscutiblemente a mantener el covid a distancia. No hay que confiarse, si se revisa la información sobre Europa se descubre que hay nuevos focos que afectan por estos días a los países del norte y del oriente del continente. Gran Bretaña ha registrado en los últimos días 150 fallecimientos en cada jornada y en Alemania se superan los 235, cifras que no se veían hasta hace unas semanas.

Muchas de las fatalidades son personas no vacunadas, mientras que otro gran porcentaje son de mayores o gente con comorbilidades. Según la Organización Mundial de la Salud, las muertes han aumentado desde el comienzo del otoño en el Viejo Continente y no hay patrones que expliquen las fatalidades ni el aumento de contagios. No es una situación igual a la de hace un año, pero este aumento tiene explicación en la baja vacunación. La vacunación de los más jóvenes, niños y adolescentes es primordial para no exponer a sus padres y abuelos; los más jóvenes en particular, han sido los más reacios a las vacunas, no solo por incredulidad por los bajos índices de contagio y mortalidad, sino porque los gobiernos no habían insistido en la vacunación masiva de menores de edad. Ahora se sabe que son portadores y que se han convertido en ello por sus hábitos amparados en la necesidad de socializar.

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